www.canariasdiario.com

Una guerra como la del gran Gila, pero en la que nadie ríe

Por José Luis Azzollini García
lunes 10 de julio de 2023, 10:59h

  • Buenos días, es ahí la guerra.
  • Mire, es que le llamo para ver si podía pararla.
  • Es que se nos han ido los soldados…

Cuando escuchábamos al gran Gila, referirse a la guerra en estos términos, nos desternillábamos de la risa. Algo por el estilo, está ocurriendo en Europa en estos mismos momentos y maldita la gracia. Se habla de un progreso y de una inteligencia artificial que lo cambiará todo, y sin embargo, estamos expectantes en conocer qué les deparará a los habitantes de un País vecino. En el mismo periodo en el que se habla, prácticamente, de dejar aparcado definitivamente el uso del dinero para usar la telepatía al pagar tanto el perrito caliente, como la hipoteca; somos testigos de una estúpida guerra que sufrimos todos, junto con los ucranianos y rusos. Y cuando ya no queda casi nada que tumbar al suelo con misiles de última generación, pretenden mantener viva la llama televisiva con la huida de unos soldados mercenarios -más mercenario, aún, es quien les paga- hacia su territorio de procedencia.

¿Estará nuestro gran Gila, dirigiendo esta escenificación desde el sitio en el que descansa su eternidad? Paradójicamente, el señor presidente de uno de los dos países en contienda, proviene del mundo del espectáculo, lo que no se si eso le proporcionará alguna ventaja sobre su enemigo. Lo que parece un sinsentido, en esta guerra televisada, radiada y súper comentada, se convierte en una realidad que supera lo increíble. ¡La soldadesca deja de atacar!

Entre misiles, incendios, huidas, muertes, ataques y contraofensivas, este desastre producido por una parte de la humanidad ya ha cumplido más de un año. Lo malo no es el tiempo pasado sino que, por lo que se ve, en ninguno de los dos lados, se vislumbra una intención de alcanzar un acuerdo de paz. ¿Será cuestión de intereses? Obviamente la pregunta es retórica. Todos tenemos claro que lo menos que necesita el País atacante es suelo para cultivar cebollas. La situación estratégica del territorio que pretende anexionarse, bien merece -para este personaje- el eliminar lo que haya menester.

Desgraciadamente no hay dos sin tres, y como no podía ser de otra manera, vienen los terceros y deciden participar, aunque sea a su manera, en esta tragedia; a sabiendas de que, lo que hoy se nos presenta en las pantallas como un territorio desolador, triste y derrotado, mañana será una magnífica tarta de fiesta, de la que reclamarán el trocito que le corresponda por las aportaciones bélicas que han ido entregando. Las entregas se han ido produciendo poco a poco, pero la recogida de beneficios, seguro que se hará de una sola atacada. Naturalmente el argumento será poderoso: la población necesitará viviendas, hospitales, infraestructura de movilidad, etcétera, con una urgencia que sólo esos “bondadosos países” saben cómo atender.

Pero retomando el tema de la situación surgida por la retirara de los soldados profesionales -el grupo Wagner- , se me llena la cabeza de extrañas sensaciones cuando leo algo -tampoco es que sea una lectura de mi predilección- sobre los orígenes de esta organización paramilitar fundada por un tal Yevgueni Prigozhin -hay datos contradictorio sobre esta realidad- y amparada según leo -Wikipedia y otros- por el Ministerio del Interior ruso -su entrenamiento se lleva a cabo en instalaciones del ejército ruso-; aunque si, realmente son mercenarios, estarán a las órdenes de quien les contrate.. Algo así como el televisivo “equipo A”, pero a lo bestia. Su participación parece que ha sido notoria en diferentes puntos donde lo que impera es el conflicto bélico. Ya lo decía la publicidad de quien no suele atender a razonamientos: Si Usted tiene algún problema, ¿para qué andar discutiendo, cuando se puede solucionar con un buen par de cogotazos?… Este señor con cara de abuelo resignado, tiene el sobrenombre de “el cocinero de Putin” pues, siempre según lo leído, es o era propietario de restaurantes y empresas de catering. Nació en una ciudad a la que he tenido el placer de visitar: San Petersburgo. Pasó algunos años en prisión tras sentencia en firme, lo que le permitió, según parece, conocer a gente que estarían dispuestos a formar parte de su grupo militar. Resumiendo: un hombre duro, empresario hecho a sí mismo, con conocimientos militares y con un nivel alto de contacto, con los mandamases del País que decidió otorgarse la titularidad del solar -antes País- de Ucrania; ahora ha decidido que donde dijo “digo”, dijo “Diego” y para casa todo el mundo. Lo que podría darse por entendido que al faltar el mayor empuje bélico que se estaba observando, la guerra podría estar a punto de echar el cierre. ¿Terminó la guerra? ¿El soldado besó a la enfermera en plena calle? Pues va a ser que no. Hemos leído que el hombre no estaba de retirada, sino a la caza de un oso grande.

Ahora le toca el turno al señor antes conocido en el mundo del espectáculo. Y tal y como se dice en ese ambiente cuando sucede algo que puede hacer pensar en una finalización imprevista, el señor Volodímir Zelenski, ha decidido que el “espectáculo ha de continuar”. Ya sus intervenciones humorísticas, no producen carcajadas. Ni siquiera una tímida sonrisa. Y así tenemos a los canales televisivos haciéndonos llegar las contraofensivas del ejército ucraniano para recuperar posiciones que su enemigo les había arrebatado. Es lógico pensar que a quien le quitaron algo que consideraba suyo, intente recuperarlo. Pero alargando alguito, esa lógica de pensamiento, también cabría el considerar una posibilidad, aunque fuera pequeña, de intentar llegar a un acuerdo de paz ¡gran palabra! La oportunidad no siempre se aprovecha.

No parece que por parte de los contendientes, ni lo que es peor, por parte de quienes les observan y apoyan, que esa realidad -seguramente deseada tanto por el pueblo ruso, como por el ucraniano-, tenga visos de llegar pronto. Muy al contrario, uno puede llegar a visualizar que se quieren ahorrar los gastos de derribo de edificaciones. Siempre saldrá más barato, cuando no hay construcciones en el solar. El negocio que se vislumbra, ya se puede visionar desde el exterior junto con la gran Muralla China. Obviamente no con el mismo entusiasmo, pero si con la adecuada nitidez. El primer paso, por aquello del movimiento de personal laboral y por otras razones estratégicas, ha de ser que, el País devastado, sea considerado como suelo europeo. ¡Es mejor jugar en casa y ya está en marcha el politiqueo!

Sea lo que sea, pase lo que pase, construya, quien construya. Gila se estará preguntando si seguirán a pie juntilla su guion, o si comprarán los derechos de uso de “Una noche en la Ópera, de los hermanos Max”. La parte contratante de la primera parte…, sketch, que se entendía mejor que esta estúpida y muy dañina guerra donde seres vivos están siendo testigos de cómo, su forma de vida, está siendo modificada, sin contar con ellos. ¡Más madera!

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios