Una broma más
viernes 19 de agosto de 2016, 16:16h
Vaya disparate está resultando ser esta legislatura. La última ocurrencia (broma podría ser otra forma de definirla), explicada en rueda de prensa por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, con una reveladora sonrisa, es convocar la sesión de investidura para el 30-31 de agosto, lo que provocaría que unas hipotéticas elecciones se celebrasen el día 25 de diciembre. Lo dicho, un disparate, un despropósito de proporciones bíblicas que amenaza con terminar con el poco respeto que tienen los españoles por la clase política.
No nos queremos imaginar a esos padres, madres, hijos e hijas que tendrían que renunciar a pasar uno de los pocos días (a priori) de concordia que nos brinda el calendario para ir una vez más a solucionar la papeleta de aquellos que han decidido, en un acto sin precedentes y sumidos en el mayor de los egoísmos, no ponerse de acuerdo para primar sus propios intereses.
La desgraciada estrechez de mirar de los líderes políticos españoles lleva camino de convertirse en proverbial. Hablar del impávido Rajoy o del esperpéntico Sánchez no es menester, poco podrá cambiar la idea que cada uno se haya fundado sobre tan mediocres políticos, aunque lo de Sánchez está aun por ver, ya que desde su nombramiento como secretario general del PSOE (nadie sabe aún por qué) no ha mostrado síntoma de saber político alguno. Su problema no es ser un intento de advenedizo que un día se creyó una milonga, sino que fruto de esa ensoñación está llevando al país, con la inestimable ayuda de Mariano Rajoy, a un callejón oscuro del que costará encontrar la salida.