El Sindicato de Enfermería, SATSE, en Canarias ha pedido al Servicio Canario de Salud (SCS) que se tomen medidas de prevención efectivas contra los casos de violencia hacia las enfermeras y fisioterapeutas en el ejercicio de su labor, por el hecho de ser mujeres.
SATSE explica que la enfermería es una profesión ejercida mayoritariamente por mujeres y los informes muestran, año tras año, que las agresiones y/o la violencia que éstas sufren en su puesto de trabajo han aumentado, sin que las medidas propuestas por la Administración hayan sido eficaces. Además, esta violencia no es solo física, sino que incluye otros tipos de violencia como la laboral, la institucional o la simbólica y que no pueden ser catalogadas como una forma menor de violencia.
En este sentido, la organización sindical pone de ejemplo las últimas oposiciones de enfermería en las que, en el listado de la toma de posesión, los 5 primeros puestos están ocupados íntegramente por enfermeros y entre los 10 primeros únicamente aparecen 3 enfermeras. “¿Existe aquí una brecha de género? ¿Cuáles son los motivos de esta situación, teniendo en cuenta que la proporción enfermeras/enfermeros es aproximadamente 80/20? ¿Es real concluir, que las enfermeras están menos preparadas que los enfermeros?”, cuestiona SATSE.
Para el Sindicato, la causa de esta desigualdad se debe a la inexistencia, en el Servicio Canario de Salud, de medidas reales de conciliación de la vida familiar y laboral, la falta de equidad y los mandatos sociales a los que están sometidas las mujeres y que requieren de una intervención transversal en la que la Administración debería tener un papel protagonista.
Por otro lado, la enfermería es una profesión que sufre violencia simbólica como consecuencia de los roles establecidos por la sociedad y por la difusión de imágenes estereotipadas de la misma. Situación contra la que SATSE ha luchado históricamente y para la que, nuevamente hoy con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, solicita el apoyo institucional.
Así mismo, las enfermeras y fisioterapeutas encuentran serias dificultades para acceder a programas formativos de alta cualificación, a puestos de gestión, a becas de investigación y a otras muchas oportunidades laborales y profesionales por el hecho de ser mujeres.
Por último, es importante señalar el papel fundamental de las profesionales de enfermería en la prevención y eliminación de la violencia contra la mujer. Existe un número elevado de diagnósticos enfermeros que permiten trabajar sobre estas mujeres (baja autoestima situacional, aislamiento social, autogestión ineficaz de la salud, descuido personal, ansiedad, riesgo de lesión, temor, impotencia, desesperanza, conflicto de decisiones, interrupción de los procesos familiares, etc).
Del mismo modo, no se puede obviar que las enfermeras, enfermeros y matronas son actores protagonistas en la identificación de mujeres víctimas de violencia y también son importantes en su vertiente preventiva. Como ejemplo, podemos identificar aquí el papel trascendental que tienen las matronas, teniendo en cuenta que la gestación está vinculada al inicio de violencia contra la mujer en casi un 25% de los casos. La ampliación de los tiempos de atención a las pacientes en las consultas de Atención Primaria, podría permitir la identificación de estos casos o la aplicación de herramientas de prevención.
Tampoco podemos olvidar la importancia que a este nivel también tendría la implantación definitiva de la enfermería escolar, tanto en su vertiente asistencial como en la educación sanitaria dentro de la comunidad educativa.