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“Relaxing cup of café con leche”

sábado 21 de febrero de 2015, 12:56h
Esta frase pronunciada por la actual alcaldesa de la Villa de Madrid capital del Reino de España, en Buenos Aires, durante la presentación de su ciudad el año 2013 como sede de los Juegos Olímpicos del año 2020, y repetida una y mil veces a nivel mundial, nos hizo avergonzar a más de uno de los españolitos de a pié que la oímos y la vimos, con todo su desfachatez, por la televisión como si hubiera dicho la frase del siglo (que, a fuer de sinceros, seguramente lo fue) y sin ningún tipo de rubor por el hecho de que la revista “Time” destacara el discurso de la alcaldesa de la capital como la metedura de pata más grande del año 2013, cuando ella sonreía satisfecha como si hubiera hecho una frase ingeniosa durante una partida de pinacle en la mesa camilla de su casa y rodeada de sus amigas del alma.

¿Cómo es posible que esta mujer haya llegado a alcaldesa, no ya de la capital del Reino, sino del más recóndito, apartado y deshabitado pueblo de la geografía hispana?.

¿Qué sucede en España? ¿Qué extraños mecanismos llevan al poder a los mediocres y a los necios? ¿Es algo casual, se trata, de una gran conspiración o es el reflejo de la degeneración psicológica, como así es, de toda una sociedad?

Buscando información por internet he encontrado un artículo que hablaba precisamente de este tema, de porqué estamos gobernados por gente tan mediocre y le daba la culpa a que somos un País mediocre. Como coincido con el autor, que no he podido llegar a saber quién fue el autor original del artículo en cuestión, me permito apuntar varios de los problemas que apunta y a los que voy a añadir varios propios y así, el que lo lea y crea que estamos cargados de razón podrá a su vez añadir aquellos conceptos propios o ajenos que nos ayuden a conocernos mejor como principio para intentar ser mejores, así que ahí va: Mediocre es un país

Donde sus habitantes pasan una media de 154 minutos al día frente a un televisor que muestra principalmente basura.

Que en todo el tiempo de democracia no ha dado un presidente que hablara inglés o francés y tuviera unos mínimos conocimientos sobre política internacional.

Que es el único país del mundo que, en su sectarismo rancio, ha conseguido dividir incluso a las asociaciones de víctimas del terrorismo.

Que ha reformado su sistema educativo trece veces en tres décadas hasta situar a sus estudiantes a la cola del mundo desarrollado.

Que no tiene una sola universidad entre las 150 mejores del mundo y fuerza a sus mejores investigadores a exiliarse para sobrevivir.

Que es el segundo país de la Unión Europea, detrás de Malta, con mayor porcentaje de niños obesos o con sobrepeso entre los 7 y los 11 años.

Con una cuarta parte de su población en paro que sin embargo encuentra más motivos para indignarse cuando los guiñoles de un país vecino bromean sobre sus deportistas.

Donde la brillantez del otro provoca recelo, la creatividad es marginada, cuando no robada impunemente-, y la independencia sancionada.

Que ha hecho de la mediocridad la gran aspiración nacional, perseguida sin complejos por esos miles de jóvenes que buscan ocupar la próxima plaza en el concurso Gran Hermano,

Gobernado por políticos que se insultan sin aportar una sola idea, por jefes que se rodean de mediocres para disimular su propia mediocridad y por estudiantes que ridiculizan al compañero que se esfuerza.

Que ha permitido, fomentado y celebrado el triunfo de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta dejarle dos opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris de la mediocridad.

En el que nos están recortando derechos, que a nuestros antepasados les costó la vida conquistarlos. Nos arrebatan esos derechos con la mayor impunidad y lo que es peor con la complicidad de nuestro silencio, arropado por el miedo de conservar lo poco que nos dejan y llamando locos y violentos a los pocos que se atreven a luchar por esos derechos y siguiendo votando a los culpables de dichos recortes.

Con un sistema educativo nacional en la que los profesores tienen que promocionar a alumnos holgazanes, aunque estos profesores hayan tenido que aguantar, durante todo el curso, su actitud cínica y despectiva hacia el saber y la asignatura.

Que de tan acostumbrados a nuestra mediocridad, hemos terminado por aceptarla como el estado natural de las cosas, y que sus raras excepciones, casi siempre reducidas al deporte, nos sirvan para negar la evidencia.

Que vitorea al listo antes que al inteligente, y por listo se entiende: el que sepa adular, nadar y guardar la ropa, trepar y medrar, que tenga mano izquierda y picardía y aptitudes para el escaqueo, se ha idealizado al Lazarillo de Tormes.

La lista está abierta, a ver si entre todos logramos cambiar de aptitud frente a esta mediocridad y darnos cuenta que el estado actual de cosas es responsabilidad nuestra y lograrlo cambiar es un primer paso, por ello hay que crear una conciencia del problema, hay que fomentar un deseo de cambiar, que será de lo más difícil y por último identificar las actitudes y las habilidades necesarias para superarnos y salir de la mediocridad. Juntos lo lograremos.
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