El Diccionario de la Real Academia de la Lengua española, se refiere al Teatro como al conjunto de todas las producciones dramáticas de un pueblo, de una época o de un autor, pero también como el lugar donde se realiza una acción ante espectadores o participantes. Incluso considera que es teatro cualquier acción fingida o exagerada o la práctica en el arte de representar comedias.
Desde que uno nace y comienza a tener el control de los mandos de su cuerpo, casi diría que se está actuando. En primer lugar, mostramos nuestro lenguaje a base de la mímica; levantamos las manitas si queremos que se nos aúpe, fruncimos el ceño y hacemos “micos” si algo o alguien nos enoja, y de la misma manera mostramos nuestra mejor sonrisa y hasta una buena carcajada, si lo que se produce ante nuestros ojos nos agrada sobremanera. ¡Estamos actuando! Tanta es nuestra dedicación que en muchos casos, nuestros progenitores y gente de nuestro entorno, nos deleitan con algún que otro aplauso y también con algún “bravo”. ¡Recibimos nuestro primer reconocimiento público!
Cuando nos vamos haciendo mayorcitos, pero sin llegar a la etapa adulta, también actuamos. En esos momentos, solemos tirar de complementos para nuestras respectivas actuaciones. El maquillaje, el aseo personal, la peluquería, la vestimenta, y el postureo serán añadidos importantes a las actuaciones que llevemos a cabo en nuestra etapa adolescente y juvenil. ¡La interpretación del pavo, ha de resultar genial! En esas exposiciones, nuestras mejores puestas de largo, no serán ya en ambientes familiares, sino en exteriores. ¿No es el coqueteo, el ligue, y los enfados con sus reconciliaciones, una forma de actuar? Nos enfrentamos a capela en cada uno de esos momentos en los que habremos de estar convincentes. De nuestra actuación puede depender el dedicarnos solo a estudiar o compaginar los estudios con algo de compañía. ¡Cuando suba el telón tenemos que hacer una actuación solemne!
Pasan los años, y seguiremos actuando, aunque a partir de una determinada edad, nuestras apariciones estelares, se desarrollarán en diferentes escenarios. Tendremos que representar papeles de responsables familiares, también tocaremos temas sociales y laborales y en muchos casos, deberemos ser unos excelentes tutores de nuestra prole. Pero, de una manera u otra, siempre estaremos bajo el paraguas de una interpretación teatral.
En las respectivas familias -la que ya teníamos y/o la que vayamos formando- nos tocará representar al padre o a la madre de familia. Papel tan importante como difícil de interpretar, pues no te dan un guion que te sirva de guía, sino que lo tendrás que desarrollar por haber asistido previamente a las actuaciones de tus antecesores en el papel. Incluso podrás sacarle más jugo al personaje si has sido una persona observadora de otros entornos familiares diferentes al tuyo. Lo hagas como lo hagas, cuando se levante el telón, estarás solo o sola ante el público. Todo lo más, tu pareja te podrá servir de apuntador, pero en voz baja. La ejecución será tuya. Habrás de mantener el tipo cuando convenga hacerlo, y tendrás que corregir, cuando veas que el público comienza a censurar tu actuación. En este tipo de obra, quien está en el patio de butacas, suele ser muy exigente y no te admitirá muchos errores. ¡Has de prepararte a fondo el papel! Esta actuación, habremos de compaginarla con lo que nos toque en el gran teatro laboral. Puede que tengamos que desarrollar el papel del buen jefe, o del líder nato. También puede que nos den un papel aparentemente menos protagonista, pero crucial: el de simple trabajador. En este último caso, nuestra actuación no ha de destacar demasiado porque podemos servir de objetivo de alguien a quien le haya tocado el papelón de la jefatura. Hay gente a quien habiéndole sido asignado la misión de interpretar al trabajador de base, no se contenta con su suerte y decide por su cuenta y riesgo que se merece otro de mayor visualización. Al desarrollar sus dotes interpretativas, cual si fuera el personaje de” detritus” de los libros de “Asterix y Obelix”, irá sembrando malestar, dudas, rumores y cuanto se le ocurra, para obtener su ansiado “Goya”. No siempre le sale, pero cuando lo consigue, no quedará más remedio que aplaudirle por su desenvolvimiento en las tablas. Obviamente, también habrá que aplaudir a quien representara el papel de Gerente, que habrá sabido ejecutar el papelazo de “soplagaitas”, como nadie mejor lo hubiera hecho. Tal vez no sea algo aprendido, sino que le era innata su capacidad interpretativa.
Quienes hemos llevado a cabo, durante nuestra vida laboral, gestiones comerciales, también habremos mostrado nuestra mejor capacidad para presentarnos ante nuestro público. ¿Cómo, si no, una persona que ha estudiado hasta obtener el título de bachiller, podría convencer de los beneficios que tiene un determinado vehículo a un cliente que busca el mejor coche para dar la vuelta al mundo? ¿Cómo una persona que ha estudiado Turismo, puede convencer a todo un equipo de márquetin de un gran tour operador, que su hotel es el que ellos necesitan para convencer a su clientela? Se podrán añadir tantos ejemplos como uno desee, la respuesta casi siempre será la misma: aprendiéndose un guion e interpretándolo una y otra vez hasta conseguir la perfección del papel.
Tengo que reconocer que, una vez llegado el momento de repasar lo vivido, puedo afirmar que he tenido la oportunidad de actuar en los teatros más importantes de mi entorno. He podido interpretar muchos de los papeles que he ido mencionado en líneas anteriores. Con algunos he estado mejor que con otros. Unas veces por falta de preparación, otras por no meterme demasiado en el personaje y las más de las ocasiones por falta de paciencia para leer la letra chica de todos y cada uno de los libretos que llegaron a mis manos. El no hacerlo produjo que no siempre obtuviera el aplauso deseado. Ahora, pasados los años, creo que haría un mejor papel en muchos de aquellas cajas escénicas.
Parece mentira, pero una vez llegado a la jubilación, ha sido cuando me ha surgido la oportunidad de aprender, como es debido, el arte de actuar. La compañía “Teatro Pirámide” rama artística de la Asociación de Alumnos y ex alumnos del Programa de Mayores de la Universidad de La Laguna, AMULL, es donde he encontrado la opción de ver levantarse el telón para interpretar los papeles que me han sido asignados por la dirección de dicha compañía. He aprendido, estoy aprendiendo, a sacar el mayor partido a esos personajes. El ser convincente, se convierte en un objetivo a conseguir. Ya no se habla de corregir errores y saltar obstáculos; ahora, estoy tratando de “resolver”. El “negro” no es un color, es una oportunidad de prepararnos, sin que se nos vea o note, para el siguiente sketch. Cuando baja el telón, o estamos entre bastidores, y oyes las risas y aplausos desde el lado del público, te llega un hormigueo por todo el cuerpo que solo se siente cuando se actúa en Teatro. ¡Qué maravilla es la interpretación! Mañana actuaremos ante el público. ¡Que suba el telón!