Tras la pandemia ¿se impondrá un cambio de modelo turístico?
Esta pandemia todavía nos está generando mucha incertidumbre, sobre todo, por cómo volverá a ser nuestra vida normal una vez que acabe y el coronavirus pase a ser una enfermedad común como la gripe y los resfriados. Pero la transformación del modelo turístico no está directamente relacionada con la pandemia, aunque ésta puede actuar como acelerador.
Son muchos los factores que inciden en esa transformación del modelo turístico que, como decíamos, no son consecuencia directa de la pandemia como el cambio generacional, la evolución de las tecnologías digitales y su uso masivo y, por último, la sensibilidad de la sociedad hacia la sostenibilidad como un valor inherente a cualquier negocio dentro del sector turístico.
¿Cómo afectarán estos cambios en destinos como Baleares?
Baleares, como destino privilegiado y líder a nivel global en turismo vacacional, deberá adaptarse a estos cambios, encontrando un posicionamiento que lo reafirme y lo refuerce. Próximamente veremos medidas enfocadas al desarrollo de nuevos modelos de negocio, aprovechando la infraestructura turística actual, orientados a desestacionalizar el turismo, creando infraestructuras polivalentes para usos distintos como larga estancia, coworking, etc. También, el desarrollo de productos turísticos de alto valor, que fomenten los productos y las tradiciones locales, mezclándolos con la innovación en servicios turísticos adaptados a los nuevos modelos de negocio. Otra medida será la digitalización masiva del sector, donde la captación del turista que “queramos para Baleares” sea la prioridad, y satisfacer sus necesidades para conseguir experiencias personalizadas y altamente atractiva la fuente de conocimiento. Esta digitalización masiva utilizará los datos adquiridos en todos los puntos de desarrollo turístico como fuente de información para una evolución continua del modelo. Este concepto convertirá las islas en un polo de innovación turística, que permitirá una evolución social de la propia población, con nuevos perfiles. Por último, la sostenibilidad será un eje fundamental de desarrollo en el modelo turístico, no solo desde la perspectiva medioambiental, con energías limpias y reciclaje de residuos eficientes, sino también con un despliegue masivo de iniciativas de economía circular.
"La transformación del modelo turístico no está directamente relacionada con la pandemia, aunque ésta puede actuar como acelerador"
Parece un cambio bastante radical.
En esta línea, la congestión de los polos de atracción turística en épocas pico, que saturan las localidades, se reducirá mediante el uso de tecnologías que permitirán reorientar al turista hacia otros puntos de interés y mediante técnicas de esponjamiento, creando nuevos puntos de interés que permitan aumentar la oferta de actividades y gestionar esas congestiones. Se desarrollarán iniciativas asociadas a la eliminación del turismo de excesos, cambiando el perfil del turista y adoptando regulaciones e iniciativas privadas orientadas al fomento de actividades de alto valor que la sustituyan. Seguramente la desestacionalización del turismo y el cambio de perfil generará un modelo de conectividad mayor con las islas durante todo el año. Este modelo debería cambiar el mix de operadores aéreos hacia uno más estable con vuelos regulares durante todo el año para atender esa demanda permanente.
En esta comunidad, tenemos el paisaje y el clima, junto a una industria muy consolidada. La oferta de sol y playa difícilmente puede cambiar, aunque se lleva hablando hace muchos años de diversificación y desestacionalización. ¿Qué sentido tiene este debate en la actualidad?
La oferta de sol y playa es un factor crucial en la configuración de Baleares como destino turístico. De acuerdo con el modelo de futuro comentado anteriormente, desestacionalizado, con un enfoque de alto valor y sostenible, la orografía y el clima de las Baleares no solo son perfectamente compatibles con el mismo, sino que es el motor de ese nuevo modelo.
Se puede debatir la gestión turística, el tipo de turista, la sostenibilidad del modelo, etc. Pero lo que no es razonable es discutir la riqueza climática y orográfica de las Islas Baleares que las convierten en, seguramente, uno de los mejores destinos turísticos del mundo.
"Seguramente la desestacionalización del turismo y el cambio de perfil generará un modelo de conectividad mayor con las islas durante todo el año"
¿Hay alternativas al turismo en entornos como el balear? O, dicho de otra forma, ¿qué sector puede tener en estas islas la capacidad de asumir la mano de obra que hoy por hoy emplea el turismo?
En mi opinión, el turismo seguirá siendo el motor de la economía de las Baleares y a, día de hoy, plantearse alternativas al mismo, en un modelo binario, sí o no al turismo, no tienen ningún sentido, ni social ni económico. Desde la perspectiva de la mano de obra el modelo de futuro traerá cambios sociales relevantes como la capacitación digital de los empleados de la industria que verán cómo sus perfiles personales se ven potenciados por el cambio. Por otro lado, la tecnología que necesitará el sector seguramente obligará a la creación de centros tecnológicos cercanos, con lo que las Islas verán la aparición de nuevos perfiles en la sociedad que la enriquecerán. Asimismo, el fomento de los valores culturales tradicionales como parte del modelo de turismo sostenible creará una tracción de protección de las actividades tradicionales que verán potenciados a su vez los perfiles que se dediquen a las mismas.
La insularidad es un atractivo, pero a la vez es también un problema a la hora de poder competir.
Creo que es todo lo contrario. De hecho, la insularidad actúa como factor potenciador de aquellas actividades que requieren de la iniciativa personal, la creatividad y el fomento de valores tradicionales, más que aquellas industriales o intensivas en maquinaria que seguramente se verían penalizadas en la región.
En este sentido, sin ninguna duda, el modelo de transformación turístico es un reto que, como ya hemos comentado, necesitará inversiones e infraestructuras, pero ninguna de ellas debería estar limitada por esa insularidad.
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¿Qué papel juegan las pymes en este proceso?
Las pymes serán sin duda protagonistas dentro de este proceso de transformación. La especialización de las actividades turísticas nuevas (y la transformación de las actuales) así como todos los negocios colaterales asociados al nuevo modelo turístico harán que las pymes se conviertan en agentes relevantes de la cadena de valor. Pero no solo esto, sino que deberán ser participantes activos y, por tanto, también tendrán que transformarse, sobre todo, acelerando sus procesos de digitalización y participando activamente en la gestión del modelo de sostenibilidad de los destinos, de los que formarán parte integrante.
"Se han de captar turistas interesados en vivir experiencias diferentes, más allá de ponerles una cervecería alemana que sea un clon de la de sus ciudades, que ni fomenta la integración ni los valores tradicionales del destino"
¿Qué deben aportar las administraciones públicas al sector en este momento de crisis? (redes de transporte, infraestructuras, planes a largo plazo…)
Lo ideal sería que existiera un modelo de colaboración a largo plazo entre las administraciones públicas y las instituciones privadas que garantizara los recursos públicos independientemente de los partidos políticos en el Gobierno. Esto es esencial, ya que la transformación del modelo turístico requiere de inversiones infraestructuras, movilidad, conectividad, y, sobre todo, políticas de actuación que potencien la inversión privada y generen incentivos para esa transformación.
¿Y a nivel europeo?
Desde una perspectiva europea debe promoverse que haya un marco de actuación común que evite las políticas particulares de los países que puedan generar competencia “desleal” entre los mismos, actuando fuera del marco común europeo. Es esencial que las ayudas de los fondos europeos vayan destinados a los países y, en ellos, a los agentes de la cadena de valor turística para consolidar un modelo de liderazgo global, sobre todo en algunos como España, que haga de Europa el destino turístico de los europeos. Estas ayudas deben canalizarse de forma ágil y eficiente y que el turismo se convierta en pilar estratégico dentro del desarrollo estratégico de la Comunidad Europea, y no una cuestión particular de países y regiones dentro de los mismos. Además, se debe desarrollar un marco de actuación común en cuanto a la movilidad durante la pandemia y cuando finalice, desarrollando las medidas necesarias, como el pasaporte sanitario europeo, que permita una movilidad ágil y flexible dentro del espacio común. Las inversiones dentro de Europa tienen que potenciarse e incentivarse a la vez que se desarrolla un plan a largo plazo para garantizar a los inversores un plan coherente y resiliente para un retorno razonable de las inversiones. En lo relativo a las empresas europeas, será interesante potenciarlas a nivel mundial fomentando la europeización del modelo turístico global. Para ello se deben evitar las ayudas de Estado fuera del marco de los acuerdos en Europa que generen desequilibrios en la cadena de valor turística, evitando así a países europeos “freeriders” que se muevan fuera del plan establecido.
"El turismo seguirá siendo el motor de la economía de las Baleares y a, día de hoy, plantearse alternativas al mismo no tienen ningún sentido, ni social ni económico"
¿Qué papel desempeña KPMG frente a las administraciones?
En KPMG tenemos una vocación de apoyo a las administraciones públicas y al sector privado para ofrecerles las mejores soluciones a largo plazo en la transformación de los modelos de negocio de forma sostenible y resiliente. En concreto, con las administraciones públicas, y más allá de aquellos concursos públicos de los que podamos ser adjudicatarios, en KPMG España nos hemos mantenido siempre en una posición de colaboración y apoyo para el desarrollo de modelos coherentes que impulsen el modelo turístico español en un marco de coherencia con la evolución de la sociedad. En este sentido, siempre estamos dispuestos a ofrecer nuestra visión de cómo poder, más allá de los intereses partidistas, disponer de un modelo turístico sostenible, resiliente y adaptado a las necesidades marcadas por la evolución de la sociedad.
Una visión que trata de aunar todas las visiones del sector y las AAPP en un modelo común que nos permita construir un futuro juntos a largo plazo. En España somos excelentes desarrollando negocios turísticos y esto debe ser una fuente de orgullo para el país. Además, le hemos de dar la importancia que tiene, sin menospreciar su valor, y dejando de lado cualquier connotación negativa de los que crean que ser un país dedicado al turismo es poco valioso.
Ante una caída extrema de la demanda y las notables dificultades de prácticamente todas las empresas, ¿prevé cambios de calado en el mapa de empresas del sector?
Esta transformación del modelo turístico es obvia y obligará a muchos agentes del sector a reinventarse y transformarse a su vez acorde con el modelo. Esta transformación, en muchos casos puede llevarnos a la necesidad de revisar tanto actividades como modelos de negocio de las empresas del sector.
Si a esto le unimos el impacto de la pandemia, donde muchos empresarios han agotado una parte importante de su resiliencia, veremos, entre otras, operaciones corporativas de integración de negocios para ganar competitividad y capacidad de transformarse, nuevas compañías que desarrollen nuevos modelos de negocio, modelos de colaboración entre agentes del sector hacia un objetivo común, la reordenación de los modelos de intermediación del sector y la desaparición de algunos negocios tradicionales que tienen pocas posibilidades de adaptación y que puedan llevar aparejadas ventas de activos.
"Es esencial que los fondos europeos vayan destinados a los agentes de la cadena de valor turística para consolidar un modelo de liderazgo global, sobre todo en países como España, que haga de Europa el destino turístico de los europeos"
Antes hablábamos de los gustos del futuro cliente y un posible cambio de modelo. Una idea que se ha debatido es la del “turista residente”: un trabajador europeo que, mediante teletrabajo o redes ágiles de transportes, pueda desempeñar su labor en lugares como Mallorca, haciendo uso de infraestructuras inicialmente pensadas para turistas vacacionales. ¿Lo ve como opción?
No solo lo veo como opción, sino que será sin duda un modelo de negocio de futuro. La larga estancia, bien sea por ocio o por teletrabajo, es un modelo que ha venido para quedarse. En este último caso especialmente ya que la caída de las barreras en el teletrabajo a través de la digitalización provocará movimientos de trabajadores, sobre todo dentro del espacio europeo, que buscarán una mejor calidad de vida, adaptada a sus necesidades vitales sin las barreras de la permanencia en un sitio físico específico. Es paradigmático que una persona que pueda teletrabajar, por ejemplo, de un país del norte de Europa, prefiera hacerlo en Mallorca, con un clima benigno, más horas de luz y una oferta de ocio y cultura mucho mayor que en su país de origen en los meses de invierno.
De hecho, estoy convencido de que, dentro de las nuevas formas de retribución de los empleados, a efectos de atraer talento, se dará la posibilidad de que las compañías financien estas estancias más o menos largas en países distintos para que sus empleados teletrabajen.
¿Podría ser una alternativa para integrar más al turista en la sociedad local?
Podría serlo, pero la integración del turista en la sociedad local pasa por lo que comentábamos al principio; por eso es esencial potenciar los valores del destino y sus tradiciones. Explicárselas y vendérselas al turista. Para ello se han de captar turistas interesados en vivir experiencias diferentes, más allá de ponerles una cervecería alemana que sea un clon de la de sus ciudades, que ni fomenta la integración ni los valores tradicionales del destino. Esto generará un vínculo emocional que haga al turista no solo querer volver, sino querer vivir a sus gentes y su modo de vida. Este vínculo deberá reforzarse para que el turista tenga una continuidad en su experiencia en el destino cuando regrese a su país, por ejemplo, viviendo los eventos del destino en remoto o pudiendo consumir los productos que más le han gustado. Además, el modelo de planificación del viaje debe ser sostenible e integrado con la vida del residente, sin que unos u otros colisionen, más bien al contrario, se complementen y se integren. Para ello las políticas de esponjamiento y el uso de tecnologías son imperativas. También, es esencial que las infraestructuras y actividades para el turista sean aprovechadas por los residentes locales, que vean a los turistas como una fuente de beneficios para la sociedad del destino.
"La turismofobia no tiene sentido en un modelo turístico sostenible y equilibrado donde todos ganan, y más cuando se trata de la fuente de riqueza de una región"
Esta falta de integración ha venido motivada en gran parte por un turismo de escaso valor añadido, que es minoritario, pero que ha propiciado fenómenos como la turismofobia. ¿Cómo observa fenómenos de este tipo y cuál sería la forma de combatirlos?
La turismofobia no tiene sentido en un modelo turístico sostenible y equilibrado donde todos ganan, y más cuando se trata de la fuente de riqueza de una región. Sin duda, la transformación del sector evitará de lleno el turismo de excesos que no tiene cabida en ese concepto de sostenibilidad y equilibrio social. La turismofobia desaparecerá y estoy convencido que se producirá el efecto contrario: no solo una aceptación, sino una integración, donde la mezcla de culturas y tradiciones enriquecerá la propia experiencia del residente local.
Seguramente volveremos a asistir a un fenómeno de intraturismo, donde el residente local podrá disfrutar de las mismas actividades, infraestructuras y experiencias que el foráneo, convirtiéndose así en turista en su propio destino. Ya estamos viendo iniciativas en este sentido de ‘venga a cenar y quédese a dormir’ o personas que hacen cola en los autobuses turísticos para disfrutar de una tarde ocio diferente.
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