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La caricatura de Marlaska

sábado 03 de abril de 2021, 06:00h

El Grande-Marlaska juez, valeroso y comprometido, ya no existe. Enfrentado al terror en el País Vasco, precisamente, desde la Audiencia Nacional, sufrió estoicamente, hasta la extenuación, continuas injerencias de un gobierno presidido por las mismas siglas a las que ahora representa. Era implacable en su lucha contra el terrorismo y en su intento de acabar con la red de extorsión abertzale. El juez de comportamiento heroico, a la vista de los ciudadanos de bien, hace tiempo que desapareció del escenario público.

Las actuaciones como ministro del Interior no hacen honor a su nombre. De Grande, a Marlaska, le queda poco más que el apellido. El último capítulo, la sospecha generalizada de que los mandos de la Guardia Civil caían por salvaguardar la legalidad no es, precisamente, tranquilizadora para el pueblo, y resulta tremendamente injusta para los represaliados, ha sido ratificada en el caso del coronel Diego Pérez de los Cobos, por la Audiencia Nacional.

La Audiencia Nacional anula el relevo en una institución que permite a los ciudadanos, a diferencia de su gobierno, dormir tranquilos, por ser un cese injustificado. La califica de "injusta y arbitraria" y "dictada a sabiendas de su injusticia". El ministro solicitó del guardia civil la obediencia debida al Gobierno y, por tanto, el incumplimiento de las obligaciones de su cargo, en lo que a la luz de la sentencia.

Marlaska prescindió de De los Cobos porque se negó a infringir la ley. Su obligación era "no informar del desarrollo de las investigaciones y actuaciones en curso".

La discrecionalidad del nombramiento con la obligación de incumplir la ley no puede confundir a un juez en funciones de ministro. El coronel ha tenido que acudir a la justicia para sobrevivir a la patada de su superior en el ejercicio de protección y salvaguarda de unos hechos investigados. Con su destitución, Marlaska incurrió, según la sentencia, en una "patente desviación de poder".

La figura de Grande-Marlaska se ha convertido en una caricatura. La caricatura de Marlaska es la caricatura del ejecutivo al que representa. Es obvio que las potestades discrecionales deben ejercitarse dentro de la legalidad, aunque la postura supremacista de la izquierda en educación, en salud, en la justicia, aparentemente, se les olvida con inusitada frecuencia y en todos los niveles.

La caricatura de Marlaska forma parte de la parodia de un ejecutivo multitudinario y disfuncionante que ha consumido a la mayoría de los ministros con personalidad y que en muchos ámbitos se ha convertido en el hazmerreír de Europa.

Un gobierno que para mantenerse apoya todas las tesis de que están en contra de España. Un gobierno que no duda en cargar contra los medios cuando no le son serviles, un gobierno que lidera la destrucción de empleo de toda la UE y que ha deteriorado la calidad de la democracia hasta límites insospechados.

Un ejecutivo que mantiene a un ministro que, sabiendo de leyes, tiene encomendadas las competencias de las que depende la seguridad de los ciudadanos, al que la Audiencia Nacional le ha acusado a él y a su subsecretario de haber perpetrado actos ilegales.

Buen finde de pasión.

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