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¡Campechano y presunto corrupto! (2)

Por Miquel Pascual Aguiló
viernes 05 de febrero de 2021, 04:00h

Continuando, tampoco es de fiar un fulano que tardó siete horas en decidirse a seguir chupando del bote, ¡y de que manera!, siendo un rey constitucional o no.

El 23 de febrero del año 1981, en Madrid y a las 18,23 horas, un numeroso grupo de guardias civiles a cuyo mando se encontraba el teniente coronel Antonio Tejero Molina asaltó el Palacio de las Cortes sede del Congreso de Diputados durante la votación para la investidura del candidato a la Presidencia del Gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo, de la Unión de Centro Democrático (UCD). Los diputados y ministros del Gobierno de España al completo quedaron secuestrados en su interior. Daba comienzo la llamada Operación Duque de Ahumada, en referencia al creador de la Guardia Civil.

La ciudad de Valencia fue ocupada militarmente, en virtud del estado de excepción proclamado a las 19,00 horas por el teniente general Jaime Milans del Bosch, capitán general de la III región militar. Dos mil hombres y cincuenta carros de combate fueron desplegados en las calles de la ciudad.

A la 1,14 horas de la madrugada del 24 de febrero,​ siete horas más tarde, Juan Carlos, vestido con uniforme de capitán general de los Ejércitos, se dirigió a la nación por televisión para situarse en contra de los golpistas y defender la Constitución española, porque se había acobardado.

Muchos ensayistas y escritores han dado detalles de todo con mayor o menor acierto y grado de verosimilitud, algunos, como el senador Iñaki Anasagasti o Pilar Urbano, sostienen que el rey, presionado por la ofensiva de ETA, conoció y alentó el golpe “[El golpe] Sale de Zarzuela y sigue en Zarzuela desde julio del 80 hasta la segunda semana de febrero de 1981. Yo dejo al rey fuera del golpe del 23-F”, o sea conocía los preparativos aunque se echó atrás en el último momento al intuir que los capitanes generales no estaban por la labor de apoyar un golpe de Estado. “El rey nos salvó in extremis de un golpe que él mismo había puesto en marcha”, en palabras de Pilar Urbano.

"Tú estás aquí porque te ha puesto el pueblo con no sé cuántos millones de votos...", afirma Urbano que le espetó el rey a Suárez en aquellos momentos: "Yo estoy aquí porque me ha puesto la Historia, con setecientos y pico años. Soy sucesor de Franco, sí, pero soy el heredero de 17 reyes de mi propia familia. Discutimos si OTAN sí u OTAN no, si Israel o si Arafat, si Armada es bueno o peligroso. Y como no veo que tú vayas a dar tu brazo a torcer, la cosa está bastante clara: uno de los dos sobra en este país. Uno de los dos está de más. Y, como comprenderás, yo no pienso abdicar".

Según Urbano, "para Suárez está clarísimo ya en ese momento que la Operación Armada nace en Zarzuela y que el alma es el rey: que don Juan Carlos es el muñidor para que Armada sea el presidente de un Gobierno de concentración. Incluso que el mismo rey conocía el Gobierno que el golpista tenía preparado. Un Gobierno en el que, entre otros, Felipe González iba de vicepresidente".

¡Nunca nadie, repito nunca nadie! ha podido explicarme por que pasé siete horas encerrado en el despacho de alcaldía, junto con otros compañeros socialistas, viendo como los coches Z del Cuerpo Nacional de Policía iban y venían, turnándose y estacionándose frente al edificio del ayuntamiento y con la duda de si eran para nuestra salvaguarda o eran para no dejarnos salir, ni el propio gobernador civil del momento dio una respuesta plausible.

¡Nunca nadie, repito nunca nadie! ha podido rebatir mi absoluta convicción que lo que estuvo haciendo durante las siete horas fue contar capitanes generales que estuvieran por la labor de acompañarle en la descabellada idea de autodarse un golpe de Estado y al verse abandonado en su loca aventura hizo el paripé guardando la apariencia de que abortaba in extremis el golpe de Estado, un golpe que él mismo había puesto en marcha. ¿Capisci?

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