Cuando uno pretende hablar de cosas que desconoce siempre asume el riesgo de equivocarse y hacerlo a lo grande, sin paliativos. Parece ser que la solución real al problema de la pandemia son, por una parte, los test masivos y, por otra, la vacunación masiva de la ciudadanía para alcanzar eso que los expertos llaman la inmunidad del rebaño.
Creo que el concepto rebaño nos viene como anillo al dedo a los ciudadanos de este pequeño país, y también, cómo no, del grande. Pues nuestros gobernantes, lejos de interiorizar que trabajan para nosotros y que somos quienes les pagamos su sueldo, nos tratan como a auténticos idiotas. Recuerden la cita de la Premier Thatcher, que ya he citado en otras ocasiones: "No existe el dinero público, solo el de los contribuyentes".
Decía que parece unánime la opinión de los expertos que les he reseñado más arriba. Eso, al menos, es lo que yo he entendido de diversas personas que han aparecido en los informativos y con especialidades médicas que no sabía que existían. Pero lo que dicen suena coherente, mucho más de lo que dice el voceras del gobierno, señor Simón, que ha incendiado su credibilidad para mentir en nombre de un presidente que le dejará tirado cuando ya no le sirva.
Si esto es así, que parece que lo es, no soy capaz de entender cómo a estas alturas del partido no se hacen test masivos veinticuatro horas al día, siete días a la semana, y tampoco entiendo por qué no se vacuna siete días a la semana, veinticuatro horas al dia. Así de sencillo.
Tengo la sensación, por no decir certeza, de que el Gobierno no es consciente del drama; por una parte, son extremadamente insolidarios con la ciudadanía. Solo se plantean de verdad (espero) soluciones y ayudas cuando ven las orejas al lobo en forma de algarada. Se saltan el toque de queda cuando les viene en gana, y comparten mesa con extraños en grupos superiores a seis. Después, nos exigen a la ciudadanía esfuerzos y cumplimiento de las normas. Hipocresía e insolidaridad en estado puro.
El drama está instalado en la calle. Empieza a haber gente que no tiene nada que perder y a la que, por tanto, la incoación de un expediente administrativo le trae al pairo… Evidentemente que la ley se tiene que cumplir, pero, para hablar de democracia y de estado de derecho, primero se deben tener las primeras necesidades básicas cubiertas, y las colas del hambre a las puertas de Iglesias y ONGs cada día son más largas, y no puedo evitar decirles que la tan denostada y atacada por el gobierno Iglesia Católica es la que en gran medida alimenta a los verdaderamente pobres, pues ante las sedes de Podemos no hay colas del hambre. La gente no es tonta y sabe perfectamente en qué lugar se ofrece ayuda.
Siempre han dicho desde la izquierda que propugnan la igualdad entre las personas. Defienden que existe una gran injusticia social y una gran brecha entre ricos y pobres, y en parte razón tienen. El problema es que eso es solo un modelo teórico que, al llevarlo a la práctica, siempre ha fracasado. Basta ver la lista de países en los que se mantiene el comunismo, como Corea del Norte, Cuba y Venezuela, y no me hablen de China, porque no hay nada más capitalista que las grandes empresas chinas.
El problema es que cuando se lleva a la práctica nos quieren igualar a todos por abajo. La ciudadanía, pobre, y los jerarcas y padrecitos de la revolución con sus dachas, por ejemplo, en Galapagar, ricos. Esa es la realidad; el gobierno de la nación nos ha abandonado a nuestra suerte y debemos ser nosotros los que saquemos esto adelante, y no duden por un momento que lo haremos. Somos un país con demasiado pasado como para no tener un futuro. Tenemos elementos de sobra para triunfar a pesar de los gerifaltes; no pierdan nunca la esperanza, porque saldremos.