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Tiempo de vacunas

sábado 05 de diciembre de 2020, 14:10h

En la COVID19 todo es excepcional. Se comporta como una pandemia de la edad media. Como un azote inmisericorde que arrasaba las poblaciones por las que pasaba dejando pobreza, enfermedad y muerte. Como una infección que diezmaba las poblaciones con la rapidez de la actual y en la que, en muchos casos, no quedaba espacio ni medios para su recuperación.

La covid19 y las pandemias ancestrales tienen muchas similitudes y dos grandes diferencias. En especial, dos diferencias abismales.

La primera, que afecta a personas en cuanto ciudadanos. Afecta a personas libres con unos derechos derivados de la sociedad en la que viven entre los que están la atención sanitaria y la asistencia social.

La segunda diferencia deriva del conocimiento. Sabemos que la epidemia está producida por un agente infeccioso conocido como virus - microscópico y acelular- con unas características taxonómicas determinadas que lo encuadran en la familia de los coronavirus y al que se ha venido a llamar SARS-CoV-2.

Fruto de este conocimiento estamos a las puertas, en un tiempo récord, de iniciar el proceso de vacunación masiva de la población para controlar la infección.

Ya tenemos la fecha en la que las investigaciones realizadas serán analizados por las agencias reguladoras, entre ellas la Agencia Europea del Medicamento (EMA), que “expulsamos” de España, concretamente de Barcelona por la incompetencia de las autoridades autonómicas y locales para establecerse en Holanda- y emitirán el resultado de su evaluación.

El inicio de la vacunación es un verdadero regalo de fin de año. Un regalo que impregnará el 2021 con la esperanza de iniciar la recuperación hacia la normalidad.

El covid19, inevitablemente, ha entrado en las agendas políticas y las ha monopolizado. La politización de la pandemia ha servido para dar un impulso a la industria y a las investigaciones hasta ahora no conocidos. El resultado es que ante de fin año se tendrán las primeras autorizaciones de una carrera científicamente apasionante y con repercusión inmediata en la salud de la población.

Cuando la agenda política ha entrado en modo partidista y en clave electoral ha provocado una desconfianza a gran escala. La primera vez que el CIS preguntó a sus encuestados si estarían dispuestos a vacunarse, inmediatamente después de ser autorizada, el 40% confesó que no.

Sustituir a técnicos por políticos, confundir a la población con campañas de medios, liderar la sanidad desde la filosofía y gobernar en contra de la mitad de la población no puede ser saludable ni confiable; ni para los ciudadanos ni para el país. Y ustedes bien saben que la desconfianza es una muy mala compañera de viaje.

Abríguense y cuídense. Buen finde.

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