En estos tiempos en los que todo lo que oímos son malas noticias, donde reina la incertidumbre en el ambiente y el desanimo general, y allá a donde vayas solo escuchas penas y malas noticias, dramas diarios de familias destrozadas, negocios cerrados... entre todo ese ruido, en ocasiones se asoman algunas buenas nuevas.
Aunque son minoría, en mi entorno hay personas que me cuentan que están transformando sus vidas, que han cambiado radicalmente sus negocios, que se han separado de una relación que les hacía daño, o simplemente que han vuelto al hogar donde se fueron hace años y esto les ha traído paz.
Entre tanta desgracia, también hay noticias agradables de personas que ayudan desinteresadamente a otras, que acompañan en la soledad a quienes la sienten, o ayudan a sacar a flote las empresas de otros.
Es cierto que el mal, la tristeza, el dolor y la pérdida parece formar una mayor parte de nuestros días. No obstante, puedo escuchar estas otras historias de héroes cotidianos, de seres humanos que sacan lo mejor que hay en ellos y se vuelven a levantar cada día y siguen remando para dar de comer a sus trabajadores, a sus familias, a la gente que le rodea para seguir caminando en medio de la tormenta.
Estos Héroes, con mayúsculas, no salen en el telediario, ni las redes sociales se hacen eco de ellos, pero existen, están ahí entre toda la tiniebla, y caminan junto a nosotros para sacar sus vidas hacia delante y poner su granito de arena para que este mundo sea un planeta mejor.
Son héroes disfrazados del vecino del 5º, de sanadores, consejeros, médicos, enfermeras, empresarios o amas de casa, seres que con su luz nos alumbran el camino para poder seguir hacia delante, para no derrumbarnos en nuestro día a día, o simplemente para ayudarnos a caminar más livianos.
Y ellos, posiblemente, no sean conscientes de sus hazañas, ya que las llevan incorporadas en su ADN; nos esbozan una sonrisa al pasar a su lado, nos ceden sus oídos cuando necesitamos ser escuchados, o sus consejos cuando no encontramos el camino de vuelta a casa.
Queridos lectores, ¡miren atentamente, por favor! Porque, tal vez, tengan a un héroe a su lado y no se hayan percatado de ello; tal vez su pareja, sus hijos, sus compañeros de trabajo o amigos, sean parte de estos héroes, y ustedes no han tenido la capacidad de verlos, sumidos en los noticieros negativos que solo nos cuentan lo mal que va todo y lo peor que se va a poner.
Y mientras todos sigamos creyendo que va a ser así, que de esta no vamos a salir y que no hay solución para esta mierda del coronavirus, que estamos abocados a la ruina absoluta y que de esta no nos salvamos, así será, haremos de una profecía una realidad.
Mientras que no tengamos la capacidad de ver a los héroes que residen a nuestro alrededor, todo será tan malo como pensamos que va a ser y seguirán cerrando las tienditas del barrio y seguirán muriendo personas, y seguiremos agonizando en este sin vivir donde nos hallamos sumidos.
No quiero quitar importancia a la crisis actual, ni desdramatizar situaciones hasta el punto de la burla; simplemente, me gustaría hacerles llegar que hay otra forma de vivir, que, aunque ahora nos parezca imposible, de esta también vamos a salir, y tarde o temprano el sol volverá a brillar.
Es cierto que, tal vez, no sea como el que conocimos, tal vez tenga otros matices, pero si todos aportamos lo que sabemos hacer a la sociedad y salimos de nosotros mismos y nos preguntamos '¿cómo puedo ayudar yo a mi prójimo?', posiblemente estaremos más cerca de la sanación universal, o, por lo menos, de los que no perdieron la fe en un mundo mejor.
Si (
No(
