El final de la época estival comienza a acercarse y las vacaciones llegan a su fin para aquellos privilegiados que este año han podido descansar algunos días. Y a estas alturas del partido, comprando ya los libros y uniformes para los colegios, todavía no sabemos si nuestros pequeños podrán volver o no a clase este año.
Por lógica, la incorporación debería hacerse, ya que es mucho tiempo sin poder acudir a las clases, y en los niños comienzan a notarse ya las faltas de rutinas. Pero vamos a adentrarnos un paso más allá: ¿qué pasará con las familias que tienen que quedarse con los niños en casa?; ¿cómo cuidarán de ellos?; y, si no pueden ir a trabajar, ¿cómo solventarán los problemas económicos que eso conllevará?
Nuestro gobierno, ¿qué piensa hacer al respecto?. Llevamos casi 6 meses en esta situación y lo único que se ha creado entre los ciudadanos es incertidumbre, caos y miedo, y soluciones cortoplacistas para paliar esta situación.
Los primeros dos meses en los que se produjo el terrible brote de coronavirus y estalló la pandemia, era comprensible que nuestros dirigentes no supieran muy bien cómo gestionar esta situación. Pero 4 meses después, y sin llegar a las fechas que ya pronosticaban un desastre en el país, sin haberse asomado el otoño por la ventana, ya estamos con la soga al cuello y sin tener soluciones claras para vaticinar un esclarecimiento de nuestra situación.
Da la sensación de que, en lugar de adelantarnos a las esperadas consecuencias de esta situación, hemos dejado pasar el tiempo, sin más, esperando ver resultados que por si solos no se van a producir.
La vuelta al cole de cada año traerá, sin duda, peores consecuencias, lo que hará que nuestro país todavía se paralice más, y con ello nuestra marchita economía, que ya se tambalea, terminará de sucumbir.
Entiendo y soy consciente que dirigir un país no es tarea fácil. Jamás se me ocurriría ser juez y parte de un tema tan serio como es la gestión de la escolarización. No obstante, no salgo de mi asombro con las medidas que se están poniendo para solventar este serio problema que tenemos entre manos.
Es cierto que muchas familias carecen de recursos para poder tener a los niños en casa, y también es verdad que desconocemos si este virus finalmente se puede extender entre este nicho de la población. No obstante, tenemos que empezar a vivir con la enfermedad y dejar de poner parches a algo que, de momento, tiene difícil solución.
Hay que mentalizar a la población de que, si queremos salir de esta gran crisis, no podemos quedarnos dos años en casa sin trabajar y sin hacer nada de nada, o nos moriremos de inanición; o, lo que es peor aún, nos mataremos unos a otros cuando ya no podamos pagar las facturas.
Nuestro mundo tiene que continuar, con coronavirus o sin él, pero paralizar el país no es el método para seguir avanzando.
No podemos permitir que nos dejen en casa de por vida. Tenemos que seguir viviendo, con las consecuencias que esto traiga, de una forma lógica y con sentido común, pero tenemos que seguir avanzando.
Pongamos los medios para que esto sea así y no para todo lo contrario, y entre todos, poco a poco, iremos saliendo de esta pesadilla que no ha hecho más que empezar.