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Viajar en tiempos de paripé

Por Pilar Carbonell
domingo 14 de junio de 2020, 04:00h

Mucho había evolucionado viajar desde que Thomas Cook en 1808 realizó el primer viaje organizado en tren, desde Leicester a Loughborough con quinientas personas. El turismo crecía a una media del 5% anual según la OMT, con más de 1500 millones de viajeros en el mundo en 2019.

Las compañías Lowcost habían revolucionado el mercado con un cambio de modelo y popularizaron el viajar en avión. Por lo que volar a lugares cercanos y más lejanos para alegría de muchos y beneficio de otros se había convertido en como ocurría en La Carga de la Brigada Ligera, todos de visita a tropel. Hasta que llegó un caprichoso virus y una muy mediocre clase política y entre ambos decidieron frenar la cuasi colonización de algunas zonas del planeta en épocas determinadas del año.

La pandemia frenó en seco los movimientos por un tiempo y ahora avanzamos pero con el freno de mano puesto. A decir verdad lo que ocurre en los desplazamientos en avión es puro Paripé.

Esta semana hemos sabido que Baleares pondrá en marcha un plan piloto con diez mil turistas alemanes, ha sido tal el revuelo que parece que vayamos a recibir el primer turista de nuestra historia, aunque veníamos de gestionar millones. A los que se atrevan a venir se les hará un control exhaustivo explicaban desde la administración autonómica para tranquilar a los locales que en realidad consiste en tomarles la temperatura a la llegada y hacerles firmar un papel con cuatro datos personales, a esto yo lo llamo puro Paripé.

Según mi última experiencia de vuelo esta misma semana, los afortunados que quieran venir a nuestras islas harán una cola interminable dejando la distancia de dos metros para subir al avión. Recibirán las instrucciones de la azafata que por supuesto han cambiado, ahora en la megafonía se escucha, “No están permitidas las aglomeraciones dentro del avión” me pregunto yo a que hará referencia poco acertado comentario, teniendo en cuenta que en los pocos vuelos existentes no suele quedar ni un asiento libre, a mi tan solo me separaba de la persona de mi lado el hecho que su codo iba por delante en el responsa brazos y el mío por detrás, por tanto más Paripé.

Una vez aterriza el avión, un nuevo comunicado que advierte de la importancia de mantener la distancia mínima de seguridad que no hemos disfrutado en la última hora que ha durado el vuelo, se pone todo el pasaje de pie y ni cabemos en el pasillo, pero mantengan la distancia de seguridad al bajar. Un poco más de Paripé.

Los que puedan encontrarán billetes en tiempos de pandemia, que dicho sea de paso cuestan tres veces más y esto no es Pariré, sino la triste realidad.

Pero en mi humilde opinión no estamos para Paripé, perder más tiempo supone ahondar en la desgracia del presente de muchas familias y más allá de la posibilidad de enfermar de un virus desconocido está también la de desesperar buscando trabajo, la de no tener ni para comer y la frustración de no recibir ninguna ayuda, pero quizás... es que no he entendido bien!

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