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Otro 8M es posible

Por Agustín Buades
domingo 08 de marzo de 2020, 05:00h
Hay otra manera de enfocar la celebración de hoy, Día Internacional de la mujer, tan lícita o más que las reinvidicaciones de feministas radicales y supremacistas del “ solas y borrachas”, y es la de la maternidad con perspectiva social y política y la discriminación a la que se enfrentan.

La Declaración y Plataforma de Acción de Beijing de 1995: “Las mujeres desempeñan una función decisiva en la familia. La familia es el núcleo básico de la sociedad y como tal debe fortalecerse (…) Las mujeres hacen una gran contribución al bienestar de la familia y al desarrollo de la sociedad, cuya importancia todavía no se reconoce ni se considera plenamente”. (Plataforma de Beijing 1995 párrafo 29). Sin embargo la mujer, su papel en la familia y la maternidad siguen estando muy lejos de la igualdad real y del reconocimiento social y político que merece.

La Declaración Mundial de Madres entra de lleno en uno de los temas tabú en lo que se refiere a la mujer: la dedicación exclusiva a la familia. Esta labor supone un porcentaje elevadísimo del PIB. Así, por ejemplo en México supone el 20% del PIB (Fuente: INEGI), en Colombia el 19,3% (Fuente: ENUT) y en Ecuador el 15% (Fuente: INEC). En España según el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) el PIB crecería en un 53% si se pagara el trabajo no remunerado que hacen las mujeres.

La dedicación a la familia es sistemáticamente ignorada y menospreciada, especialmente en contextos como el de hoy , Día Internacional de la Mujer, en el que se pretende hacer creer que la maternidad es un hándicap para el desarrollo de la mujer y que la dedicación a la familia la convierten en parásito social. Muy al contrario, la dedicación exclusiva a la familia debe reconocerse política, económica y socialmente en beneficio de los derechos de la mujer, de la plena igualdad de oportunidades y del bienestar de la humanidad.

Hay que recordar que con demasiada frecuencia, las mujeres son discriminadas en el mercado laboral por ser madres o querer serlo. Las madres han de tener igualdad de oportunidades, consideración y respeto en el mundo laboral. La discriminación laboral de la maternidad es un hecho innegable en la sociedad occidental y uno de los grandes retos de las políticas en relación a la mujer. Hasta el 25% de las jóvenes que esperan ser madres con edades comprendidas entre los 18 y 25 años son despedidas, es más, el embarazo se perfila como la primera causa de despido o de amenazas por parte de la empresa, el mobbing maternal es un hecho (Según los datos recabados por Pregnant the Screwed al menos 60.000 mujeres al año pierden su empleo debido a la discriminación por embarazo, sin contar los casos de degradación, acoso o invalidez para promoción a cargos superiores debido a la maternidad). La mujer no está discriminada en occidente por el hecho de serlo sino por ser madre o querer serlo.

La Unión Europea ha establecido en un Informe sobre un marco regulador para medidas de conciliación de la vida familiar y del periodo de estudios para las mujeres jóvenes en la Unión Europea que: “La motivación de las mujeres jóvenes para estudiar y crear una familia puede disminuir por el hecho de que tengan miedo a que posteriormente sean discriminadas en la vida laboral; insta, por consiguiente, a los Estados miembros a que luchen contra la discriminación de la que son víctimas las madres por parte de los empresarios tanto en lo que se refiere a la contratación como a la promoción” (A6-0209/2007, párr. 34).

Las madres no pueden ser invisibilizadas en el Día de la Mujer. La maternidad define la esencia femenina y completa su realización personal tanto la sociedad como la política deben tener en el punto de mira a las madres y no dar la espalda en sus decisiones a quienes son el motor del mundo.
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