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Nicaragua pierde a su poeta, místico y revolucionario: muere Ernesto Cardenal, a los 95 años
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Nicaragua pierde a su poeta, místico y revolucionario: muere Ernesto Cardenal, a los 95 años

lunes 02 de marzo de 2020, 17:01h
Nicaragua ha perdido a uno de sus referentes más universales. Ernesto Cardenal ha muerto a los 95 años de edad, dejando atrás un inmenso y prolífico legado que abarca desde sus creaciones literarias hasta su participación en la revolución sandinista (ejerció como ministro de Cultura tras el derrocamiento de Somoza), sin olvidar su estancia en el monasterio trapense de Gehtsemani, en Estados Unidos, o su condición de firme impulsor de la teología de la liberación.

Los calificativos se agotan para definir el legado de Ernesto Cardenal, quien ha muerto a los 95 años de edad, en su país, Nicaragua. Sacerdote, poeta, político (fue ministro en la Revolución Sandinista tras el derrocamiento del régimen autoritario impuesto por la dinastía Somoza), escultor, teólogo de la liberación, místico, e incluso, durante una etapa, a finales de los años 50, monje trapense en el monasterio de Gethsemani, en Kentucki (Estados Unidos).

El anuncio oficial de la muerte de una de las figuras más carismáticas de la historia de Nicaragua ha corrido a cargo de la escritora Gioconda Belli, quien ha definido el legado de Cardenal como "una vida entregada a la poesía y a la lucha por la libertad y la justicia".

Durante los últimos tiempos, el que fuera ministro de Cultura en los primeros gobiernos sandinistas, se había convertido en una de las voces más críticas contra el Ejecutivo presidido por su antiguo compañero de militancia política, Daniel Ortega, a quien ha venido acusando sistemáticamente de haber secuestrado la democracia en Nicaragua y arruinar los ideales de la revolución sandinista que el propio Ortega, junto a Ernesto Cardenal y muchos otros políticos denominados 'revolucionarios', encarnaron en su momento.

LA DIATRIBA DE JUAN PABLO II Y LA SUSPENSIÓN 'A DIVINIS'

Uno de los momentos culminantes en la vida del religioso desaparecido tuvo lugar en 1983, durante su etapa como ministro. Cardenal formaba parte de la comitiva institucional que acudió al aeropuerto de Managua a recibir al Papa Juan Pablo II, y cuando el Pontífice pasó a su lado le riñó ostensiblemente y en público, recriminándole su pertenencia al gobierno sandinista y su identificación con las teorías de la teología de la liberación, muy en boga, esos años, en Latinoamérica. Las imagenes de Cardenal, rodilla en tierra, mientras soportaba estoicamente la diatriba del Papa polaco, dieron la vuelta al mundo. El Vaticano le suspendió 'a Divinis' y le prohibió volver a ejercer el ministerio sacerdotal.

THOMAS MERTON Y LOS TIEMPOS DE GHETSEMANI

Mucho antes que eso, el poeta nicaragüense estuvo muy ligado a la figura de Thomas Merton, con quien trabó contacto en Ghetsemani, donde el escritor, monje y místico norteamericano ejercía como maestro de novicios en la época en que Cardenal ingresó en el monasterio. Profundamente influido por las enseñanzas espirituales de su mentor, con posterioridad a su salida de Ghetsemani (unos problemas de salud que le afectaron el estómago hicieron inviable su continuidad en la orden), Cardenal fundó una comunidad contemplativa a la que denominó Solentiname. Ello ocurrió poco después de su ordenación sacerdotal, en Managua, cuando corría el año 1965, y justo en mitad de una era caracterizada por profundas transformaciones sociales, culturales, políticas y, por supuesto, también religiosas.

MINISTRO DE LA REVOLUCIÓN SANDINISTA

Sin embargo, a finales de los 70, la vertiente política de Cardenal, que nunca se había apagado del todo, emergió en toda su magnitud, y el sacerdote nicaragüense participó activamente en el movimiento revolucionario que se saldó con el derrocamiento de la dictadura de los Somoza, quienes gobernaron el país con mano de hierro a través de tres representantes de la dinastía: su fundador, Anastasio Somoza García, que perdió la vida en un atentado a finales de los años 50 (cuando Cardenal permanecía enclaustrado en el monasterio trapense de Ghetsemani), y sus dos hijos, Luis y Anastasio, éste último apodado 'Tachito' y calificado por Cardenal, en su libro autobiográfico 'Vida perdida', como "el peor de los tres Somozas, borracho y asesino".

Sin embargo, 'Tachito' no pudo impedir el triunfo del Frente Sandinista de Liberación Popular, que tomó el poder el 18 de julio de 1979, asumiendo Ernesto Cardenal la dirección del ministerio de Cultura, cargo que desempeñó por espacio de ocho años, hasta 1987. Curiosamente, el despacho ministerial del poeta fallecido estaba ubicado en una de las residencias de la famllia Somoza, y concretamente en el cuarto de baño que solía utilizar la esposa de 'Tachito', Hope Porotocarrero, quien sucumbió a un cáncer de pecho a finales de los 90.

En cuanto a su esposo, 'Tachito' Somoza murió apenas un año y tres meses después de ser derrocado, en un atentado perpetrado por miembros del Ejército Revolucionario del Pueblo, cuando conducía su coche en la ciudad de Asunción, en Paraguay, país en el que había obtenido exilio.

PREMIOS Y DISTINCIONES

El prestigio internacional de Ernesto Cardenal le ha hecho acreedor de un número ingente de reconocimientos y condecoraciones. El pasado diciembre, con su salud ya muy deteriorada, recibió el Premio Internacional 'Mario Benedetti', otorgado en Uruguay. Antes, en 2009, se le hizo entrega del Premio Iberoamericano de Poesía 'Pablo Neruda', y su país, al que tanto amó y que en tan gran medida supe quererle, Nicaragua, le rindió un homenaje colectivo con la entrega de la Orden de la Independencia Cultural 'Rubén Darío', la distinción más importante de todas cuantos concede el país latinamericano.

LEGADO LITERARIO

Por otro lado, el legado literario de Cardenal es inabarcable, y engloba una excepcional cantidad de géneros: desde la poesia, con títulos como 'Hora 0' (vívido relato en primera persona de la experiencia mística que le llevó a decidir su ingreso en la orden trapense), 'Oración por Marilyn Monroe y otros poemas', 'Mayapán', 'Oráculo de Managua' y, por supuesto, sus emblemáticos 'Epigramas', hasta otras modalidades, entre las que los ensayos y libros de memorias ocupan un lugar destacado. 'El evangelio de Solentiname', 'En Cuba' y 'Fidel Castro: Cristianismo y revolución', son algunas de las creaciones que Cardenal ha dejado para la posteridad.

En cuanto a sus controversias con la iglesia católica, la prohibición, teóricamente irrevocable, que dictó Juan Pablo II tras el incidente en el aeropuerto de Managua, fue derogada por el actual pontífice, el Papa Francisco. Gracias a ello, Cardenal pudo recuperar su ministerio sacerdotal y celebrar, hace ahora justamente un año, un oficio litúrgico en su domicilio, desde el cual, a pesar del progresivo empeoramiento de su estado físico, no dejó de litigar contra el que fuera su antiguo compañero en la revolución sandinista y actual presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.

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