Todo el Mundo tiene derecho a tener su propia personalidad, ser cortes, amable, mal educado, pasota o lo que a uno le venga en gana y los demás a aguantarlos o no. La chulería tiene un arraigo importante en casi todo el Mundo y les ha servido a muchos para hacerse un hueco en la sociedad, de hecho, hay chulos muy queridos como Clint Eastwood en su Harry el sucio o Travolta con su Toni Manero, también los hay de dibujos animado como Makinavaja.
La política no podía ser una excepción, Donal Trump es un icono de la chulería y por lo visto le están saliendo imitadores, como es el caso de nuestro Ministro Jose Luis Ábalos, porque al margen de la que ha liado, con su reunión con la número dos del Gobierno de Nicolas Maduro, sus declaraciones “Yo vine para quedarme y aquí no me echa nadie” son de traca y merecedoras de unas vacaciones in eternum, de la función pública.
Este señor que también nos decía hace poco que “había más paro porque hay más confianza de encontrar trabajo” y se fumaba un puro, está llegando a lo más cutre de la política. Desde luego ahora entiendo el porqué de su presencia en la negociación con los independentistas, tenía al otro lado a otro chulo/macarrónico llamado Rufián y ya saben que perro no come carne de perro. Por no hablar de múltiples encontronazos con la prensa con la mayor prepotencia y condescendencia que se conoce en mucho tiempo.
Miren si uno quiere ser un chulo, por mi como si quiere ser violinista en el tejado, el problema es que no puede ser a la vez Ministro de España, porque nos debe representar a todos y para este cometido se requieren otras habilidades. Entiendo que para dar de comer a sus socios podemitas necesita dar caña a todo el que se mueve, pero hágalo con inteligencia, usando bien la palabra y por encima de todo señor Ábalos, usted se irá cuando lo digamos en las urnas los españoles no cuando usted quiera, que le quede claro, porque lo contrario sólo es propio de países que parece que le están influenciando en alto grado.