La trama que envuelve el origen y los once primeros años de vida de bitcoin son dignos de película. No se extrañen de que pronto salte a las pantallas. Y, más que para un largometraje, da para varias temporadas de una serie.
Un creador bajo pseudónimo, agentes tributarios australianos persiguiéndole después de que se desvelara su presunta identidad provocando su marcha precipitada a Reino Unido, un presunto fondo de un millón de bitcoins (¡8 mil millones de euros!) congelados por un algoritmo que requiere de siete llaves repartidas por ahí para ser desbloqueado o, en su caso, esperar hasta 1 de enero de 2020 (¡ya mismo!) para el desbloqueo, un socio que ayudó a depurar el código de bitcoin que murió, dicen, en extrañas circunstancias, un hermano del socio con el que no se hablaba pero ahora reclama en juicio medio millón de bitcoins como parte del botín, juicios contra quienes dicen que el autoproclamado creador de bitcoin es un mentiroso, pruebas hackeadas y modificadas, intereses multimillonarios en juego, etc. Son solo algunos de los argumentos de una trama que, prácticamente a diario, presenta nuevos ingredientes y la dotan de gran atractivo y suspense. Sí, como lo oyen, el mundo cripto es muy interesante.
Rasquen más allá de la superficie. No hagan caso de aquellos que lo simplifican todo diciendo que bitcoin solo sirve para operaciones ilegales. Son grandes desconocedores. Se llamen Warren Buffet o Donald Trump.
Y si a esto le añaden que la tecnología sobre la que operan las monedas ha venido para cambiarlo todo, el interés está asegurado.
Ayer, 15 de noviembre, se conmemoró el primer aniversario de la independencia del auténtico bitcoin (el que sigue las proclamas de su fundador, escritas en el documento original) respecto de otras monedas con la que comparten pasado pero, o bien quieren dinamitar el status quo o bien fueron secuestradas por grupos de interés y añadieron cadenas de código laterales sobre el software original o segregaron mediante "testigos" información para desvirtuar lo que es bitcoin. Y ¿qué es bitcoin? Muy fácil, lo que se define en el whitepaper. Lo demás es otra cosa.
Desde hace solo un año volvemos a tener un único bitcoin (con el nombre patentado, para más inri), libre e independizado de sus secuestradores. Y en solo un año ha creado más aplicaciones que ninguna otra criptomoneda. Porque tiene claro el camino: estar cerca de la ley (no fuera), junto a las empresas (auténticos motores de la economía), junto a los bancos centrales (no en contra), junto a los gobiernos (no en contra) y porque no fomenta la especulación ni el acopio de monedas sin más, a la espera de que se dispare el precio mediante la inyección de dinero artificial (¿les suena?), sino que aboga por su uso y circulación que es lo que en toda economía da valor al dinero. Y por la construcción de más y más soluciones empresariales o para los particulares, creando un ecosistema listo para cubrir todas las necesidades, siempre sobre una plataforma basada en la honestidad y trazabilidad de los actos que recoge.
Todo para hacer un mundo más justo y accesible a los más pobres del planeta que se encuentran sin acceso al sistema bancario.
Ayer cumplió un año Bitcoin Satoshi Vision y, desde aquí, mi pequeño homenaje.
Por muchos años y por un mundo donde no quepan los corruptos. Felicidades BSV.