El acuerdo para vender Air Europa al grupo IAG, que ya aglutina las compañías Iberia, British Airways, Vueling, Level y Air Lingus, no puede entenderse como una buena noticia para Canarias. La operación -por la que la matriz con sede en Londres pagará 1.000 millones de euros- plantea numerosos interrogantes sobre el futuro del servicio que actualmente cubre Air Europa en las Islas.
La noticia provoca dudas sobre el futuro de la plantilla a medio plazo, sobre la conectividad de Canarias, sobre el traslado de operaciones desde Canarias a Barajas o sobre los precios de los billetes en un futuro escenario de nula competencia. Muchas de estas incertidumbres han querido ser despejadas por la empresa y por los responsables políticos, quienes descartan de entrada males mayores. Desde un punto de vista general, la concentración puede ofrecer ventajas, pero para Canarias -donde la sensibilidad ante los asuntos que afectan a la conectividad aérea es tan elevada- no se vislumbra ningún avance fruto de esta venta.
El gigante aeronáutico británico actúa en sentido contrario al espíritu político impulsado por el Brexit - aunque oportunamente para no quedar fuera si llega a producirse como está previsto-. Su consejero delegado, Willie Walsh, considera que es "una buena noticia para España", destacando el encaje estratégico de Air Europa en IAG y esperando que genere beneficios desde el primer momento. La venta se plantea como una operación que beneficiará a los viajeros en términos de flexibilidad de horarios y con ventajas a la hora de acumular puntos; cuestiones secundarias para los viajeros de Canarias, más interesados en mantener una óptima conectividad a precios asequibles.
Una vez comunicada la operación, las autoridades de la competencia en Bruselas y Madrid deberán dar su visto bueno -estableciendo condiciones o no-. Esta revisión se realizará durante las próximas semanas, lo que debe permitir que la integración de la hasta ahora compañía española en IAG se produzca en el segundo semestre de 2020. Es necesario que esta evaluación de las autoridades de la competencia sea lo más rigurosa posible, atendiendo no sólo a los criterios empresariales de las compañías implicadas, sino, muy especialmente a las condiciones en las que quedan todas las rutas operadas por la nueva entidad, incluidas las que afectan a los viajeros de Canarias, cuyos vuelos domésticos y nacionales quedarán casi en manos de un monopolio.