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Individuo de la especie humana

Por Francisco Gilet
miércoles 03 de julio de 2019, 08:03h

Así queda definido el vocablo «persona» en el diccionario de la RAE. Sin embargo, los animalistas, con una jueza argentina, han considerado que una orangutana, sin duda sumamente simpática, es merecedora de una resolución judicial que la declare «persona no humana». Es decir, que, empero no ser humano, no ser un individuo de la especie humana, sí es «persona». A partir de tal resolución la susodicha orangutana, merecerá de todos los derechos ― no sé si obligaciones ―, es decir, de los mismos derechos que los cerebros pro-animalistas que han logrado que, otro cerebro, el de la jueza le aplique el derecho privado, sin problema alguno. Por lo visto y leído, la jueza ejerce tan alta misión, para defender a los indefensos, a los inocentes, palabras sorprendentes puesto que, a mi entender, los jueces no defienden a nada ni a nadie, sino más bien aplican la ley para que la justicia acampe entre inocentes y culpables, sean cuales sean. No cabe duda de que el Proyecto Gran Simio ha logrado un gran éxito con la sentencia de la jueza Liberatori, consiguiendo, incluso, que el desapego, el abandono de su cría por parte de la orangutana no haya sido obstáculo para reconocerle detentador de derechos jurídicos como persona. Y es que para la jueza la inocencia del animal debe ser objeto de tanto mimo y cuidado que le permita ser considerada detentadora de derechos como persona. Las dudas asaltan al atreverse uno a preguntar si la dicha orangutana, Sandra en concreto, se habrá dado cuenta de que, como persona, puede pedir la libertad, el subsidio de paro y el permiso por maternidad, aunque haya abandonado una cría, como hizo su madre con ella, pues, según el abogado de los animalistas, no goza del sentido de la maternidad. Debe ser una especie de fallo informático, como un mal emoticono deficientemente programado.

Y mientras ello aconteció en Buenos Aires, en los aires barceloneses, otra libertaria, pro-derechos independentistas, amante de las expropiaciones bancarias, abrazada al amarillo ácrata, amante de todo cuanto se aleje de lo natural, se ha puesto en la labor de indicar al pueblo llano lo que es lingüísticamente correcto o incorrecto. Ya no le basta con inundar toda Barcelona de manteros, de inseguridad, de menosprecio a la dignidad de la victimas del terrorismo, de los aplausos con las orejas a las religiones no cristianas o de despreciar las tradiciones occidentales en las cuales hemos crecido miles de generaciones. No, ahora ha llegado el momento de entrometerse hasta la más profunda intimidad del individuo y prohibir usar hasta el término «abuelo», por ser peyorativo u ofensivo. Será por la cantidad de delitos, de peleas o riñas que ha provocado esta palabra desde que existe mundo. Por descontado, la distinción de la persona, del individuo perteneciente a la especie humana, no puede responder de forma natural si es hombre o mujer, puesto que ello es una forma híbrida de ofender a quienes no se consideran ni lo uno ni lo otro, ya que pertenecen a ese creado «género neutro», o sea, ni carne ni pescado. Continuando con su deriva más que totalitaria, negando la existencia de razas, va a implantar otros términos sustitutivos de persona negra, inmigrante, gitano, mariconada. Es pretender negar la realidad para acomodarla a su ideología totalitaria, sectaria y por descontado dictatorial. Usar gitano, es un insulto, puede ser si esa es la intención del que usa dicha palabra, pero Lola Flores se «jartaba» de presumir de su etnia, de su raza. Por no mencionar al gran Camarón.

La dichosa inclusividad, igualdad y antidiscriminación, cansina ya hasta el hartazgo, sigue su caminar por calles y plazas de nuestro país, estableciéndose como una orden tajante que implica toda cuanta prohibición pueda surgir de mentes tan obtusas como la de la bisexual alcaldesa. Una alcaldesa que abomina de su nombre, acortándolo para desfigurarlo, y que, en su paroxismo, llega a referirse a la raza blanca como la causante de todos los males de la humanidad, incluidas las personas no humanas. En estos tiempos que nos ha tocado en mala suerte vivir, haber descubierto América es más que una maldición, haber colonizado a aztecas, mayas, incas y demás ― de los cuales quedan millones de descendientes criollos ―, es el mayor de los genocidios para la defensora de los deudores hipotecarios, que no ha padecido de ningún crédito hipotecario en su vida. Por ello, hay que obligar al personal, bajo pena de exclusión, a hablar como ella ordena en su Guía, estableciendo que la función primordial de todo Ayuntamiento no es que las calles sean seguras, estén limpias, sin atascos, con agua potable, con señalizaciones en funcionamiento correcto, no, nada de todo ello es trascendente. Lo importante es que no «vayamos al chino», no «hagamos mariconadas» y el moro, no sea moro sino marroquí o argelino. Así nos desea la señora Inmaculada Colau, y tantos otros alcaldes progresistas a los cuales Otegi les pone tanto como solamente hablar catalán. Esa es la España y los españoles que les gusta a los neo libertarios nacionales socialistas; o sea, apocados, buenísimos y…, dóciles, no sea cosa que nos manden la Stasi animalista o lingüística o inclusivista.

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