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La mujer maltratada 1

jueves 13 de junio de 2019, 06:00h

En todo trato indigno a la mujer, en el maltrato psicológico, físico, económico, espiritual y sexual que configurarían el espectro de la violencia de género, subyace una relación en la que la mujer es un objeto sobre el que se persigue tener un poder y un control absoluto. A la mujer se le retira su subjetividad y su dignidad convirtiéndose en una cosa a la que se le puede invisibilidad o hacer emerger cuando convenga e interese por parte del agresor. La violencia de género es un problema de los hombres que sufren las mujeres.

Se considera una mujer maltratada a toda persona del género femenino que padece maltrato físico, psíquico y/o abuso sexual, por acción u omisión, de parte de su pareja con quien tienen o ha tenido un vínculo afectivo y de intimidad. La victimización incluye el obligar a la mujer a ejercer acciones que no desea y/o prohibirle aquellas que desea.

Las características de la interacción violenta son: conducta que no suele denunciarse y si se denuncia, en ocasiones, la víctima suele perdonar al agresor, conducta continuada en el tiempo, es una conducta interactiva, es aprendida.

Básicamente ejercida por hombres hacia mujeres y niños/as. Hay muchos tipos de maltrato pero hay uno que deja cicatrices en el cerebro, en el alma y en el corazón: el depredador maltrato psicológico que mina y demuele la identidad y la autoestima de la mujer y por ende produce consecuencias dramáticas a los hijos, testigos vulnerables e indefensos atrapados en el clima de terror continuo ejercido por el agresor y que luego son instrumentalizados en los largos y penosos procedimientos judiciales que son escenarios donde muchas veces y de forme injusta se revictimizan a las mujeres agredidas.

El maltrato psicológico causa dolor y sufrimiento emocional mediante acciones que degradan o controlan a la mujer. Destruir objetos con valor sentimental para la mujer, obligarla o presionarla para que haga algo (coacciones), celos o sospechas continuas (celotipia), exigirle que adivine sus pensamientos o deseos, desautorizarla delante de los hijos, amenazar con alejarla de sus hijos, ignorarla, esconderle cosas...

Control, dominio, poder es la triada maldita. Y toneladas de daño infligido a las víctimas y a la sociedad.

Es un grave problema social tanto por su magnitud como por sus repercusiones. Tiene consecuencias inmediatas y traumáticas para la mujer, desde el punto de vista físico y psicológico. Los efectos de la violencia psicológica, verbal y sexual son devastadores y de consecuencias imprevisibles: los hijos/as crecen en un mundo de terror e inseguridad, baja autoestima (el grave descenso provoca que no se perciba el deterioro padecido.), dependencia - sumisión – subordinación, tensión, trastornos psicosomáticos, depresión, estrés postraumático y ansiedad.

Y a largo plazo violencia trasgeneracional.

Tolerancia cero.

Ya saben en derrota transitoria pero nunca en doma.

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