“Se tiene que ganar más o menos por la calidad de tu trabajo y por lo que seas capaz de vender o generar”, toda una lección de economía que ha dado Rafa Nadal en una rueda de prensa en la que una periodista le ha preguntado sobre la brecha salarial entre hombres y mujeres en el tenis.
“Por eso cobran más los hombres en el tenis que las mujeres. También por eso cobran más las mujeres en la pasarela que los hombres.” Así son las cosas y Rafa no ha hecho más que enunciarlas en la rueda de prensa.
Pues ha sido criticado por muchos que, digan lo que digan las celebridades, van a verter su odio buscando el minuto de gloria. Por poner un ejemplo, la ex diputada de Unidas Podemos, Ángela Rodríguez ha afirmado que, en palabras de Rafa, “si somos guapas y delgadas nos pagan más por posar que a ellos”.
Otros ejemplos de crítica inundan las redes, algunos aludiendo a aspectos ideológicos del personaje que nada tienen que ver pero dejan traslucir una agria envidia por el éxito ajeno, por muy sufrido que haya sido su consecución.
Nadal recoge una realidad y lo resume desde un punto de vista de racionalidad económica: Los que más generan para el negocio en el que están, ganan más, independientemente de su género.
Messi, con un salario de 39 millones de euros, gana más que cualquiera de su equipo. ¿Por qué? Porque genera más beneficio para su club. Y ¿quién está dispuesto a pagar por ver a Messi o por comprar su camiseta? Pues mucha gente de todas partes del mundo. Al haber más personas que quieren ver a Messi que a Luis Suárez y estar dispuestas a pagar por él, su club recibe más ingresos. Messi se convierte así en un activo que genera ingresos y que debe ser remunerado acorde a su valía y de manera suficiente para evitar la tentación de marcharse a otro club que le pague mejor.
Eso ocurre a todos los niveles. El salario de un empleado debería ir acorde a lo que reporta. Eso es lo que dice Rafa. La productividad de un trabajador debería remunerarse independientemente de su género. Si un camarero es capaz de atender 10 mesas en una noche de manera satisfactoria, debería tener un salario superior a uno que atiende a 5. Si es una camarera, el razonamiento es el mismo. Si, en igualdad de condiciones, un empleado recibe más que una empleada estamos ante una injusticia y debe ser denunciado por discriminatorio. Y, desgraciadamente pasa en la actualidad.
En la misma declaración, Rafa ha expresado un loable deseo: “Qué más quiero yo que los hombres y las mujeres que seamos exactamente iguales y tengamos los mismos derechos.”
De Rafa se le han dicho muchas cosas. Se le ha criticado por pedir adelantamiento de elecciones en junio de 2018, por jugar a tenis en Arabia Saudí, por practicar un tenis defensivo, soporífero, hipermusculado y pasabolas, por achicar agua en Sant Llorenç, etc. Rafa Nadal es un ejemplo para nuestros hijos por su humildad, por su tesón, por su capacidad de sufrimiento y superación. Desde ahora, también por su razonamiento económico.
Nadal es un orgullo para Mallorca y para España. Es un grande. Como Alfredo Pérez Rubalcaba, otro hombre de Estado que, por encima de ideologías, ha defendido su país allí donde ha ido. Descanse en paz.