Después de haber adelantado la convocatoria electoral a las generales, al gobierno le entran las prisas. Están dispuestos a todo para imponer sus tesis por la vía del Decreto Ley. Un atajo de baja calidad democrática que evita el debate, las votaciones en la cámara e impide medir los apoyos reales a las propuestas.
Se quieren imponer una riada de normas evitando el paso por unas Cortes ya cerradas. Una vía recogida en la legislación para las situaciones de urgencia. Un camino que elude la consideración de los partidos representados en el Parlamento y que se escapa de la votación de la cámara y por tanto de los representantes del pueblo.
Las medidas que quiere imponer son, de forma general, populistas y clientelares. Medidas tendentes a dar forma a una sociedad subvencionada. Medidas que hacen un roto a las cuentas públicas y qué empobrecen a todos los ciudadanos. Medidas que han fracasado donde se han probado.
Medidas que estaban incluidas en unos presupuestos que no fueron aprobados por la cámara.
Después de la contundente victoria, en las primarias del PSOE, de Sánchez frente a Susana Díaz, va y le sustrae la forma de gobernar, el “susanismo”.
El “susanismo” es el partido socialista obrero español de Andalucía en su evolución desde el felipismo hacia la degeneración ideológica. Compuesto por una segunda generación de cargos de la etapa democrática acostumbrada al poder y el coche oficial, donde prima “la autoridad soy yo”.
Intenta tomar las mismas decisiones, concentradas en un tiempo récord, que han contribuido a que Andalucía, después de cuatro décadas bajo el paraguas socialista, lidere las rentas más bajas de la UE con los índices más altos de paro. Una gran autonomía que con el indiscutible apoyo de sus gobernantes mantiene la friolera de un 50% de paro juvenil. Una forma de gobernar que muestra una incapacidad manifiesta de ofrecer respuestas eficientes a las necesidades de los ciudadanos.
Se veía venir. Estaba cantado. Sánchez iba a pulverizar todos los récords de Rodríguez. Si de Rodríguez Zapatero. Con un único cambio. Ha sustituido el nefasto “Plan E” por el “Plan A”, mucho más lesivo; aprobar un número indeterminado de normas, sin apoyo presupuestario, que van directamente a generar más déficit y mas deuda.
Estos “logros” los alcanza con ministros sustraídos a la propia Susana. La misma que cogió el ultimo relevo de una saga de presidentes sentados en el banquillo del Supremo para dar cuenta de los miles de millones extraviados en las arcas andaluzas.
De hecho, de la mano de la ministra Montero, la misma que dejo la salud y la hacienda andaluza en la inmundicia. La ministra que alertó de forma indisimulada que estuviéramos atentos no ya a los acuerdos del consejo de ministros en funciones, sino a las “sustanciosas ruedas de prensa”. Lo importante es la fachada, la escenificación y el hacer como que hacen.
Desde el mismo gobierno que ha colocado al cocinero Tezanos con la habilidad o la cara dura, según como se mire, de cambiar las preguntas del barómetro del CIS para orientar las contestaciones hacia el partido en el que milita. UN barómetro que es capaza de elevar la expectativa de voto del PSOE en un 4% en un solo mes, mientras se desploman el resto de las formaciones.
La realidad es que nos coge preparados. Todo ello ha sucedido en una semana en la que se ha visto que se aprobaba un REB de broma y en la que el carnaval ya está en la calle. Buen finde.