El abandono en que hoy se encuentra sumida la
familia en España y las políticas que serán necesarias para hacer frente a un futuro que se avecina incierto para toda la sociedad si no se ponen los medios para potenciar a la
familia y su entorno, es un llamamiento para que el voto de la ciudadanía sea para aquellas propuestas de las formaciones políticas que incorporen la perspectiva de
familia.
Por todo ello , tendremos que tener en cuenta las políticas que promuevan familias estables y comprometidas con la educación de sus hijos y la atención a sus mayores y protegerlas significa menor delincuencia, con la disminución de los comportamientos antisociales, menos fracaso escolar, mejor salud psíquica, reducción de la pobreza - especialmente la infantil- y reducción del gasto público asociado a la crisis de la
familia que se podría trasvasar a políticas activas de protección a la
familia.
La desestructuración de las familias, con el debilitamiento de los vínculos entre los miembros de la pareja y los intergeneracionales, crea problemas sociales innumerables con alto coste a ser asumido por la sociedad.
Cuanto más fuertes sean las familias, más sana será la sociedad , porque es en el hogar donde primero se aprende el comportamiento social y la
familia es la institución educativa más importante y donde se recibe la mayoría de los cuidados asistenciales.
Los países más avanzados de Europa están asistiendo a un proceso imparable de interés por la
familia. Movidos en muchos casos más por la necesidad perentoria que por un proyecto político inicial, países como Alemania, Francia, Suecia, Gran Bretaña o Italia ya han puesto la proa en dirección al puerto seguro de la protección de la
familia.
Desde Bruselas se avisa que la bomba demográfica provocada por el descuido de la
familia tiene que ser desactivada mediante políticas adaptadas a los tiempos pero rotundas en su objetivo de fomentar la natalidad eliminando obstáculos a las familias.
El 98% de la población española vive en
familia siendo el medio básico de orden afectivo, educativo, económico y social, donde los ciudadanos nacen y perciben por primera vez no sólo que son sujetos de derechos, sino también de deberes ineludibles para con los demás: los hijos aprenden a convivir y a respetar a quienes les rodean, y se enseña el valor del cuidado a los pequeños, los jóvenes, los enfermos, los ancianos y los discapacitados.
La
familia debe estar respaldada en su tarea de tener hijos y de ayudarles a transformarse en ciudadanos responsables. Esto exige del Estado -de las diferentes Administraciones, debidamente coordinadas entre sí- la definición de una política pública con perspectiva de
familia. Esta política con perspectiva de
familia debe apoyar a la
familia como un bien en sí mismo y no solo con políticas sociales de lucha contra la pobreza o de apoyo a los miembros de la
familia individualmente considerados.
Ha llegado la hora de que los partidos políticos propongan sus medidas y a lo que se comprometan para realizar verdaderas políticas globales con perspectiva de familia incorporándolas a sus programas electorales. Tiempo tienen; ganas , ya se verá!