Hoy el artículo consta de una serie de reflexiones pretéritas, que yo de forma aislada ya había hecho en algunos artículos. El contexto político y psicosocial se impone y de ahí mis autocitaciones en este artículo. No resisto la pulsión de autoplaguiarme. Espero que sean condescendientes conmigo.
En estos momentos, que nos toca soportar, hay que actuar como si estuviéramos ingresados en la UCI. Hay una crisis crítica. Reconozcámoslo no sirven dosis homeopáticas precisamos un gotero con perfusión continua de democratina por vía intratecal, directamente al cerebro, ya que la vía sanguínea es demasiado lenta en el contexto psicosocial que hemos construido. La democratina es un valor social, cuyos ingredientes son el respeto, la empatía, la justicia, la honestidad y la tolerancia. Es el plasma de las democracias y su objetivo es el interés común. Basta abrir cualquier periódico, en cualquier país, cualquier día, para constatar que la perversidad del ser humano,- y de algunos seudolideres en el poder, supera ampliamente al cáncer, la lepra, el Alzheimer, y las enfermedades cardíacas puestos juntos en eso de arruinar la vida. No hay inmunidad que se les resista. Están empeñados en generar un espacio social inhóspito, hostil y obsceno.
Muchos políticos actuales son excelentes generadores de malentendidos sociales y carecen de los activadores internos e interpersonales de la vergüenza. La búsqueda del poder monopoliza la vida de muchos y el ansia de dominar a los demás acaba siendo su modo de vida, ejerciendo de manera sistemática una violencia institucional hacia los ciudadanos en un ejercicio déspota y perverso del poder. Son ombligópatas que han invertido la máxima de Edison: la vida es un 99% de sudoración y esfuerzo y un 1% de inspiración. Todo es vanidad y correr tras el viento.
Con la que está cayendo y todavía puede empeorar, hay que rescatar a un socialista famoso (Tierno Galván) que en un arrebato cínico, dijo aquello de que las promesas que hacen los seudolíderes políticos, están para no cumplirlas. Otro político en una boutade sublime comento aquello de que las promesas solo comprometen a los que se las creen. Falacias para manipular aderezada con jerga demagógica mitómana. Esa es la narrativa que se lleva ahora. Por otra parte la realidad es muy tozuda y no se cambia ni metamorfosea con eslóganes desde los pulpitos televisivos ideologizados al máximo. El relato no cuela. Urge que los ciudadanos renunciemos a la equidistancia, la pasividad y la neutralidad en ciertos debates.
. Por otra parte somos una sociedad anorexica y analfabeta en la deliberación. Se nos da mejor adoctrinar e imponer nuestros valores arrollando los valores de los otros. El proceso deliberativo exige la escucha activa. Deliberar no es fácil, exige una gran madurez psicológica y humana y precisa conocimientos, habilidades y ciertas actitudes básicas (entre ellas cierta humildad intelectual). La deliberación no tiene como objetivo el consenso, ni la unanimidad en la decisión, ni puede considerarse un fracaso el hecho de que esta unanimidad no se logre. Lo que se busca es que las decisiones tomadas sean prudentes. ¿En nuestra sociedad actual creen que apostamos por la deliberación? ¿Creen ustedes que los políticos en el parlamento deliberan? ¿Qué nota les darían ustedes en la asignatura de la deliberación? ¿Cuánto se delibera en la actual partitocracia? Los seudolideres políticos actuales, lamentablemente, tienen escaso potencial deliberativo. Muchos no sirven y muchos no saben. Están instalados en el guerra civilismo y maniqueísmo dilemático que es mucho más fácil y cómodo que ejercitar la dialéctica.
Al observar el attrezzo político al que estamos asistiendo y las conductas de los seudolideres políticos actuales me viene de forma obsesiva y no puedo renunciar a traerlo de nuevo al OOZLUM. Ya saben ustedes – lo he escrito en varias ocasiones- la leyenda del Oozlum, pájaro mítico legendario, equipado con un GPS peculiar ya que volaba hacia atrás, la cola hacia el frente y la cabeza en la popa. De este modo nunca sabía hacia dónde iba, pero jamás perdía de vista de dónde procedía. Otras fuentes indican que el ave vuela hacia atrás de modo que pueda admirar sus propias hermosas plumas de la cola, o porque si bien no sabe a dónde va, sí que le gusta saber dónde ha estado. Hay que admirar la contraintuitividad de la legendaria ave pero también hay que valorar el riesgo de su trayectoria y la incertidumbre del destino, en esa peculiar huida hacia delante. ¿Les suena?
Muchos políticos actuales demuestran de forma recurrente que es más fácil querer a los ideales y a su ego que a las personas.
No lo olviden somos ciudadanos votantes y ahora hay que ponerse en modo vetante.
Recuerden que estamos en derrota transitoria pero nuca en doma.