www.canariasdiario.com

Cobrar por probarse la ropa

Por José A. García Bustos
sábado 22 de septiembre de 2018, 04:00h

La consejera de Economía y Hacienda de Castilla y León ha tenido la brillante idea de proponer que se cobre a aquellos incautos que decidan probarse la ropa en las tiendas. El motivo es el miedo a que, tras comprobar talla y modelo, se vayan a casa y compren la prenda por internet. Una propuesta absurda, desatinada e ineficaz que, además cae fuera su ámbito competencial, al ser un cargo político quien propone sobre un entorno privado.

Poner trabas a la venta física es ponérselo aún más fácil a la venta online.

A los clientes no hay que penalizarles por entrar en el probador. Al contrario, ese gesto hay que fomentarlo porque es el paso previo a la compra. En lugar de cobrarles, habría que pagarles por probarse cuantas más prendas mejor.

Si bien los compradores racionales podrían aprovechar ese gesto y comprar por Internet, los compradores impulsivos se lo llevarían puesto. Al cobrar por entrar en el probador se reduce la exposición al impulso y, por tanto, las probabilidades de venta.

¿Se imaginan lo ridículo de la propuesta en una zapatería? ¿Y en una tienda de gafas? ¿Y en una tienda de abalorios o joyería? La velocidad del quita y pon requeriría de uno o más vigilantes ex profeso para pillar los actos al vuelo y facturarlos.

El comercio electrónico no se vence con trabas a que el viandante entre en la tienda.

El análisis comparativo demuestra que la ventaja de comprar en Aliexpress o Amazon es el precio pero también la facilidad en la política de devoluciones si la prenda no es de su agrado.

Pero entrar en una tienda también tiene ventajas sobre internet y deben ser potenciadas para sobrevivir ante el avance imparable del comercio electrónico. El trato amable y el consejo del empleado, la música, el olor, el entretenimiento y el efecto sorpresa (efecto wow) deben potenciarse y hacer de la compra física una experiencia única irreproducible en otros canales de venta.

La tecnología, lejos de ser perjudicial, también puede ayudar a la tienda física. Véanse los vestidores con realidad aumentada que permiten ver el reflejo del usuario con diferentes prendas virtuales.

Prohibir o imponer cargas son políticas trasnochadas abocadas al fracaso. Motivar, estimular, incentivar comportamientos son políticas modernas.

La supervivencia del comercio tradicional pasa por atraer al viandante, convertirlo en cliente y fidelizarlo. No por ahuyentarlo. Esperemos que no pase de una anécdota y ningún comercio decida implantarlo, a pesar de que la consejera admite que ya se ha puesto en práctica en varios comercios de otros países. Apuesto a que esos comercios andan justos de clientes.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios