En estos días se cumplen los cien días de la elección como Presidente del Gobierno de España de don Pedro Sánchez, un Presidente que juega a ser Dios.
Cuando una gente pobre de solemnidad, del norte o del centro de África, inician su particular diáspora y se dirigen a la tierra prometida; a vivir su particular sueño americano, muchos de ellos corren el riesgo de morir en el intento y encontrar en nuestro mar Mediterráneo su sepultura, el Presidente Sánchez, en un acto de altísima humanidad pero saltándose la legalidad aplicada a los inmigrantes y el estatuto internacional del refugiado, y por lo tanto arbitrario, decide que los tripulantes del Aquarius serán acogidos en España como refugiados, juega a ser Dios.
El acogimiento de los inmigrantes del Aquarius es efectivamente un acto magnánimo y desgraciadamente de propaganda. El Presidente Sánchez decide personalmente que los tripulantes del Aquarius en su segundo viaje no merecen ser acogidos como refugiados y que reciban el mismo tratamiento que las personas que entran de manera ilegal cruzando el estrecho de Gibraltar o saltando las vallas de Ceuta y Melilla. ¿Qué diferencia a unos seres humanos y a otros?.
El Presidente Sánchez, que en su momento llevó a su partido a los peores resultados de su historia, decide sin ningún atisbo moral quien puede quedarse y quien no en España. Quien alcanza ese sueño de abundancia visto a miles de kilómetros a través de una televisión conectado a una antena parabólica.
Las leyes del mar establecen que siempre hay que socorrer al náufrago y llevarle al puerto más cercano para ser atendido y entiendo que, desde el punto de vista humano, deberíamos dejar venir a Europa a todas las personas que quisieran pero ello no es posible. No se puede cambiar la política de inmigración que ha mantenido este País y la Comunidad Europea. El problema las antiguas metrópolis deben resolverlo en las antiguas colonias.
¿Quién se cree que es don Pedro Sánchez para declarar refugiados a los tripulantes del Aquarius del 17 de junio, pero no a los de un mes después?; el Presidente Sánchez lo es desde la legalidad, sin duda, pero los españoles ya le hemos dicho dos veces que no le queremos de Presidente. Su único leit motiv de la moción de censura fue echar al Presidente Rajoy para convocar elecciones inmediatas. Este País se merece un Presidente que se someta y cumpla la Ley pero que no se sienta por encima del bien y del mal, que a diario miente a los ciudadanos y que juega a ser Dios, decidiendo sobre la vida de unos y otros. Que pasen un buen día.