Los cuatro partidos políticos con mayor representación en el Parlamento han pasado por sus procesos de elección de líderes y candidatos -con procesos de mayor o menor participación de las bases- y lo que está claro, después de la elección de Pablo Casado com presidente del Partido Popular, es que en España la política se seguirá escribiendo en masculino.
Tenemos ministras, vicepresidentas, portavoces, incluso un consejo de ministros con más mujeres que hombres. Sin embargo, en cuanto a líderes y candidatos, el XY gana por una goleada de 4-0.
¿Es fruto de la casualidad o de que aún cuesta depositar la confianza en una mujer para llevar a cabo tan importante papel? Quienes han participado en los procesos de selección internos son quienes tienen la respuesta a tal pregunta, no obstante, que de cuatro no haya habido ni una opción en femenino da que pensar que no es fruto del azar.
Y no será porque las mujeres no estén igual o mejor preparadas que los hombres. El currículum académico de Soraya Sáenz de Santamaría o de Nadia Calviño, para poner dos ejemplos de uno y otro bando, ya lo quisieran para sí muchos hombres que están al frente de sus partidos. Pero no, de momento tenemos que mirar al Reino Unido o a Alemania desde el deseo de lo que nos gustaría ser pero aun no somos, es decir, un estado en el que el género del político no sea un obstáculo a superar.