Las redes sociales son un hervidero de noticias frescas, opiniones y debates encendidos. Toda una mezcla que combina hooliganismo con informaciones recientes sobre los últimos acontecimientos acaecidos. Una de estas noticias ‘trending topic’ ha sido la muestra de un vídeo donde el actual Ministro de Ciencia y Universidades, el antiguo astronauta Pedro Duque, cantaba las excelencias de los estudios en centros privados.
Y digo que me llama la atención, no tanto por estos lanzamientos “ex tempore” de vídeos o declaraciones de personas relevantes que no se corresponden con su cargo actual, sino más bien, la polémica suscitada. Se espera –y debería ser así– que los cargos públicos promuevan una enseñanza pública de calidad, ya sea universitaria u obligatoria. Pese a ello, las declaraciones del Ministro no deberían llamarnos la atención. Justo al contrario, deberíamos ser capaces de identificar los principales calificativos que se desprenden de sus palabras hacia la privada para conseguir que éstos fueran hoy en día o en un futuro cercano la realidad de la enseñanza pública.
Miren, no les negaré que pese a ser estudiante de la pública, siempre he considerado que el modelo actual de pública-concertada-privada ofrece una gran variedad y que tanta riqueza de oferta no es mala. Si bien es cierto que la enseñanza pública consigue la democratización de la oferta educativa y la cohesión social de diferentes grupos sociales. No es menos cierto que algunas de las ventajas que ofrece la privada vienen derivados de una mayor disposición de recursos, así pues ahondar en la financiación de los centros de naturaleza público-concertados debería ser una prioridad. La financiación, óbviamente, no lo es todo. Pero te permite tener un ratio menor de alumnos por aula, más profesores de refuerzo y más docentes en materias lingüísticas de apoyo. Así como, la compra de mejor material en caso de estudios de la rama de ciencias y, en definitiva, apostar por el I+D+i como motor de cambio de la sociedad.
Yo no quiero un modelo donde se prohíben los estudios en centros privados. Yo no quiero un modelo de “lo obligatorio”. Yo quiero un modelo donde se pueda elegir y que la elección sea tan fácil que se decante por la pública. Que desde los poderes públicos se ofrezcan los medios y recursos adecuados para que los profesores puedan desarrollar su actividad con normalidad. Y que no tengan que hacer malabares debido a los recortes que castigan el Estado del Bienestar. Un modelo, donde eligiendo, seamos los mejores. Donde la pública gane por goleada.