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Leguina le llama imbécil por insultar a los españoles (2)

Por Miquel Pascual Aguiló
sábado 02 de junio de 2018, 04:00h

El expresidente de la Comunidad de Madrid (1983-1995) Joaquín Leguina dijo que si él fuese presidente del Gobierno mantendría el artículo 155 de la Constitución hasta que Puigdemont designara como candidato "a una persona diferente" a Quim Torra, al que llamó "gilipollas" e "imbécil".

Ha habido otras las reacciones contrarias a las infames declaraciones realizadas a lo largo de los últimos años por el xenófobo actual presidente de la generalidad de Cataluña, entre otras es de destacar la realizada por el que fuera vicepresidente del Gobierno con Felipe González, Alfonso Guerra, la semana pasada le dijo claramente al presidente de la Generalitat, Quim Torra, que era un nazi. Siguió diciendo “ahora todo el mundo se esconde y nadie quiere decir lo que piensa. Ahora tenemos un presidente de la Generalitat que habla exactamente igual que un nazi, pero no, decimos que es supremacista, no vaya a ser que se enfade. Es nazi. Si hace tres años nos dicen que el president iba a ser un nazi no nos lo hubiéramos creído, pero ahora se toma con naturalidad”.

Se define a un nazi como aquella persona que es partidario o seguidor del nacionalsocialismo. Doctrina política nacionalista, racista y totalitaria que fue impulsada en Alemania por Adolf Hitler después de la Primera Guerra Mundial, y que defendía el poder absoluto del Estado y la superioridad y la supremacía del pueblo germano frente a los demás pueblos de Europa. Lo que trasladado a Cataluña, en el caso de Torra, significa que defiende el poder absoluto de la Generalitat, la superioridad y supremacía del pueblo catalán sobre el pueblo español.

Esto es lo que ha ido diciendo Torra (un claro representante de la peor derecha reaccionaria) de los españoles a lo largo de los últimos años, con una indignidad impropia de cualquier político, que, caso de haberlo dicho de los negros, árabes, judíos u otras razas estaría condenado en sentencia firme y cumpliendo condena por delito de odio, en cambio en esta “España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía”, como dijo Antonio Machado, es el presidente de la Generalitat de Cataluña.

Entre los años 2012 y 2013, fue el autor, entre otros, de los siguientes mensajes a través de Twitter: “El fascismo de los españoles que viven a Cataluña es infinitamente patético, repulsivo y borde”, “Sobre todo lo que sorprende es el tono, la mala educación, la pijeria española. Sensación de suciedad. Horrible”.

Publicó en el diario El Món, el 19 de diciembre de 2012, diario independentista subvencionado por la Generalitat un artículo titulado La lengua y las bestias, en el que, entre otras perlas, decía: “Ahora miras a tu país y vuelves a ver hablar las bestias. Pero son de otro tipo. Carroñeros, víboras, hienas. Bestias con forma humana, sin embargo, que beben odio. Un odio perturbado, nauseabundo, como de dentadura postiza con moho, contra todo lo que representa la lengua. Están aquí, entre nosotros. Los repugna cualquier expresión de catalanidad. Es una fobia enfermiza. Hay algo freudiana en estas bestias. O un pequeño bache en su cadena de ADN”.

El 9 de marzo de 2014 ese fulano rindió homenaje al separatista Daniel Cardona, quien escribió artículos como el siguiente, del mismo tenor nauseabundo que el escrito por él, en el que defendió que los “catalanes son una raza superior”: “Se puede considerar al español como un elemento de raza blanca en franca evolución hacia el componente racial africano-semítico. El coeficiente de inteligencia de un español y un catalán, según las estadísticas publicadas por el Ministerio de Educación y Ciencia, da una clara ventaja a los catalanes”.

La admiración que profesa ese individuo por el capità Collons y sus compinches es enfermiza y a los que no ha escatimado apologías públicas. Miquel Badia, alias el “capità Collons” era un hombre de acción, un soldado sin uniforme, un ultranacionalista fascinado por la virilidad fascista de los años 30, fundador de las milicias paramilitares de Estat Català, fue jefe de la policía de la Generalitat desde diciembre de 1933 hasta septiembre de 1934 en que fue destituido por Companys, aunque antes de su cese, se había ganado una acreditada fama como torturador y asesino de anarquistas y sindicalistas.

Este es el individuo que considera que lo dicho por Guerra es un insulto “intolerable y deleznable”, lo que no ha dicho como califica sus propios insultos.

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