El momento de cortarse la coleta es para los toreros uno de los más tristes de su vida. Como el de colgar las botas o los guantes para futbolistas y boxeadores respectivamente. Implica que ha llegado el momento de la retirada de su carrera profesional.
Además de la solemnidad que puede conllevar, es un momento al que se le adhiere toda una simbología que se vincula de por vida al homenajeado. Aunque viene a poner el broche final a una trayectoria con mejores o peores resultados, el personaje será recordado, en gran medida, por el halo de acontecimientos que se producen en la despedida. Por eso es mejor tener bajo control, no solo el cómo llevarla a cabo sino también el cuándo.
El momento de la retirada se subestima muchas veces. Sobre todo cuando acontecen factores externos, como puede ser una infravalorada sentencia que provoca una inesperada moción de censura. La despedida es el momento que con más fuerza asociamos a la trayectoria de un personaje público, por larga que ésta fuera.
Zidane ha aprendido la lección que aprendió como jugador y se ha retirado como entrenador en lo más alto, con tres Champions League consecutivas y cuatro en los últimos cinco años. Sabedor de que con escasísimas probabilidades iba a conseguir una cuarta, ha abandonado el barco tras realizar una gesta y encontrarse en lo más alto.
No se le recuerda de la misma manera que cuando se retiró como jugador. A pesar de ser uno de los mejores y elegantes jugadores de la historia del fútbol, el cabezazo a Materazzi en el Mundial de 2006 ensombreció una brillante carrera. Tenía que sacarse la espina y esta semana lo ha hecho.
Para cualquiera, es importante el momento de entrar en un proyecto pero, tanto o más, es el momento de salir. Y elegirlo es muy difícil. Lo saben los inversores. Hay que vender cuando la valoración de los activos están en lo más alto pero no dejarse nublar por la avaricia porque ésta, como dice el refranero, rompe el saco. El último euro que lo gane otro. Es una máxima para los inversores en Bolsa.
Rajoy, sin embargo, no ha sabido retirarse a tiempo y todo el mundo le recordará como un presidente que fue depuesto del poder tras una sentencia que, si bien va a ser recurrida, implica a su partido en una trama lucrativa. El halo de corrupción viene salpicando a personas cercanas a Rajoy desde hace ya bastante tiempo. Hubiera sido inteligente para él y su partido haber dejado paso a personas con fuerza e imagen renovadas en las últimas elecciones. Un candidato no desgastado, probablemente se habría sobrepuesto a la sentencia de la trama Gürtel pero Rajoy insistió en seguir en el poder y ha caído en la segunda moción de censura a la que se enfrenta, poniendo de acuerdo a partidos variopintos que han hecho de la caída de Rajoy su causa belli.
Las duras afirmaciones que recoge la sentencia siempre se vincularán a Rajoy porque son las que le han hecho caer. Aunque en segunda instancia se relajen los postulados del tribunal, aunque no haya metido mano en la caja, a Rajoy se le unirá con la corrupción porque hizo coincidir su retirada con el conocimiento de la sentencia.
Por eso entiendo a Zidane, como entendería que Cristiano dejara ahora el Madrid o, mejor dicho, entendería que Florentino decidiera hacer caja con él. Difícilmente estará más alto de lo que está ahora y, como sabemos, bajar en éxitos es bajar en precio y, por tanto, en rentabilidad.
El refranero, en tanto que refleja la sabiduría impregnada durante generaciones me da la razón sobre que el recuerdo de alguien está muy vinculado a su despedida. Si no vean: “una retirada a tiempo es una victoria”. El “salir por la puerta de atrás” condena al fracaso. Lo único que te puede salvar es el nivel de los sucesores porque “otros vendrán y bueno te harán”. Veremos si Pedro Sánchez y sus adláteres logran olvidar o mejorar la imagen al presidente depuesto. El tiempo dirá.