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Bitcoin, veneno para ratas

Por José A. García Bustos
sábado 12 de mayo de 2018, 04:00h

La moneda virtual de moda ha dejado de ocupar portadas. Desde la fuerte corrección de su valor máximo en diciembre de 2017 (hoy está a la mitad), ha tenido que resistir ataques de todo tipo de poderosos detractores: Google, Facebook, China, Corea del Sur, hackers, Warren Buffett, Bill Gates, banqueros poderosos, etc. Todos ellos, pesos pesados, lo que viene a corroborar la relevancia de la cuestión. El tamaño de los enemigos es un elogio para el vilipendiado.

Pero en época de calma, el bitcoin siempre remonta. Lo que ocurre es que cuando va alzando el vuelo vuelven a resurgir poderosas voces críticas, aunque cada vez menos, que la dejan tiritando de nuevo y volando a ras de suelo. Pero lo dicho, hasta ahora siempre ha encontrado aliento para remontar.

Que si es una burbuja a punto de explotar, que si mañana puede valer cero… Siempre hay afirmaciones en contra del bitcoin. Desde hace años se viene aventurando su caída definitiva.

El último ataque ha sido de los gurús Warren Buffett y Bill Gates. El primero acaba de afirmar que el bitcoin es veneno de rata y no tiene valor.

Me viene como anillo al dedo esta apasionante lucha de fuerzas en un momento de cambio de paradigma económico para recordar que no todo lo que se dice, aunque provenga del poderoso Warren Buffett, tiene que ser seguido a pie juntillas. Asimismo, tampoco lo que provenga de las antípodas, como las afirmaciones realizadas por el excéntrico fundador del antivirus McAffee, al declarar que al año 2020 el bitcoin valdrá un millón de dólares. Todo esto a riesgo de que si no ocurre, se compromete a comerse su pene en televisión (sic). Como lo oyen. Las filias y fobias hacia el bitcoin son extremas y no dejan indiferentes.

Cada uno de nosotros debe ser capaz de razonar de manera crítica todo lo que acontece para discernir qué es música y qué es ruido interesado. Qué es polvo y qué es paja. Sobre todo en una época de fake news, posverdad o simplemente mentiras causadas por el desconocimiento o frecuentemente, de manera interesada.

Pero no es fácil. Para ello se requiere educación, financiera en este caso, y mucho sentido común. Y aun así hay temas como el que nos ocupa que tiene bastante de disruptivo y no permite acotar totalmente la incertidumbre.

Me apasiona el mundo de las criptomonedas y soy de los que creen que van a cambiar la economía aunque deberán pasar por una mínima regulación. Pero su tecnología, Blockchain, va a dejar sin trabajo o va a obligar a reciclarse a muchos reguladores, fedatarios públicos e intermediarios de la economía y el derecho. Entre ellos, los bancos que dejarán de ser emisores de dinero o validadores de los movimientos de capital.

¿Por qué un referente en inversiones como Warren Buffett critica con tanto ímpetu el bitcoin?

Principalmente por dos motivos: Primero, porque no lo entiende. Una de sus máximas de inversión es entrar en aquellos sectores donde entiende el modelo de negocio. Sin menospreciarle lo más mínimo, entiendo que a sus 87 años sea difícil comprender cómo los efectos de la criptografía, la minería, la validación de operaciones llevada a cabo por gente anónima y la descentralización puedan provocar un cambio de paradigma económico. Aun así, si el bitcoin sigue aumentando sus adeptos, estoy seguro de que Buffett se asesorará y entrará en el mundo cripto aunque sea a hurtadillas. No creo que llegado el caso, deje escapar la oportunidad de entrar si ve que se ha equivocado y atisba rentabilidad en la rectificación.

La segunda razón por la que critica el bitcoin es porque sus inversiones están muy expuestas al sector bancario y claro, bitcoin tiene como objetivo cargárselo tal y como lo entendemos hoy.

Buffett, cuya trayectoria admiro y he seguido de cerca, alardea de que nunca entró en las tecnológicas durante el estallido de la burbuja de las puntocom en 2001. Ese argumento le da mucha credibilidad ante los escépticos de las criptomonedas.

Insisto en invitarles a pasar por el tamiz de la crítica ésta y cualquier otra afirmación, provenga de quien provenga. Un argumento que desautoriza al rico millonario es que Buffett, que huyó de las empresas tecnológicas en 2001, ha anunciado esta semana la compra de 75 millones de acciones de la tecnológica Apple. Éstas se unen a las 165 millones que compró a finales del año pasado y que le otorgarán el 5% de Apple. Si hubiera sido tan infalible debería haber sido capaz de discriminar entre las tecnológicas de futuro y las que no. En tal caso debería haber entrado en el capital de Apple aquel inestable año 2001, en pleno estallido de la burbuja tecnológica y a precios de risa. De haberlo hecho, la rentabilidad de ese 5% de su capital sería hoy de escándalo. Pero no lo hizo. Por prudencia, miedo o desconocimiento pero su decisión no fue tan infalible. La crisis de las puntocom sirvió para purgar empresas crecidas al albur de Internet pero algunas de las que sobrevivieron hoy lideran los rankings de capitalización bursátil a nivel mundial.

La conclusión es que hasta Buffett no siempre acierta plenamente. ¿Por qué pensar que no se equivoca en su análisis de las criptomonedas? Evidentemente también habrá una criba. De las 1.604 criptomonedas que existen hoy solo sobrevivirán las que representen proyectos más sólidos.

El banco de inversión Goldman Sachs (de quien, por cierto, Buffett posee 2.500 millones de dólares) ha reculado. Sí, han oído bien: Un prestigioso banco que, después de oponerse frontalmente, pasa a aceptar las criptomonedas. Hace un año su CEO afirmaba que el bitcoin era un vehículo para perpetrar el fraude. Hoy anuncia la creación de una plataforma para comprar y vender criptomonedas. El cambio de rumbo viene como resultado de escuchar al mercado, algo que no abunda y que dice mucho de ellos. Sus clientes lo han demandado con fuerza y la rectificación les honra por escuchar al mercado. Aunque tienen claro que no son verdaderos creyentes del “mundo cripto”, también tienen claro que “o satisfacen la demanda o pierden negocio”.

Esa adaptación al mercado de Goldman Sachs le faltó a Kodak al llegar la fotografía digital o a Nokia ante la irrupción de los smartphones. Darwin afirmó que las especies que sobreviven no son las más fuertes sino las que mejor se adaptan al entorno.

En fin, he intentado poner un contrapunto a los argumentos de uno de los hombres más ricos del mundo. Admiro su trayectoria pero no por ello dejo de someter a la crítica sus afirmaciones. Prefiero razonar y equivocarme que ser un autómata copiador de argumentos en una época en la que abundan tertulianos de televisión o radio, opinadores de todo y con dudosa preparación.

Estimado Buffett: esta vez no comparto tus argumentos. El tiempo dará la razón a uno u a otro. Mientras tanto me llevo la satisfacción de fundamentar mi decisión en un criterio propio y no prestado.

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