Se ha celebrado estos días en Grecia el juicio a los bomberos sevillanos acusados de rescatar refugiados en aguas griegas. A estos señores que habría que homenajear e incluso hacer un monumento van los griegos y los han querido encerrar por tener corazón y ser solidarios con los más necesitados. Es curioso que un país totalmente asistido como Grecia tenga unas leyes tan crueles que impidan salvar vidas en sus aguas aunque según ellos es contra el tráfico de personas. Los griegos piden solidaridad y a la vez dan mano dura contra los que huyen de la miseria. Por suerte finalmente los han dejado libres sin cargos. Esta Europa nuestra no puede mirar hacia otro lado. Pero no nos cebemos sólo con los griegos y es que es Europa entera la que está enferma terminal. Nos hemos convertido en una Unión monetaria, muy fría, calculadora e inhumana. Sólo nos importan los resultados económicos mientras nos dan igual las personas.
En su día Mariano Rajoy anunció que España iba a acoger 17.000 refugiados sirios que huían de la guerra y la miseria. La cruda realidad es que hemos acogido a poco más de una décima parte de estos refugiados y encima parte de los que si pudieron llegar han tenido que marcharse porque aquí se les dejó de la mano de Diós, de Alá o de quien sea y finalmente han acabado emigrando a Argelia u otros países del norte de África. Luego nos extraña que nos odien y nos hacemos las víctimas pero lo cierto es que somos lo peor y nuestra calidad humana deja muchísimo que desear. Mientras el Mediterráneo se convierte en una inmensa fosa común los países europeos se pelean para no tener que acoger a los refugiados e incomodar así a los europeos de bien que habitan este nuestro continente. Incluso Hungría gobernada por el ultranacionalista Viktor Orban se salió del acuerdo sin ruborizarse ni un poquito. Hasta le dimos dinero a Turquía para que acogiera a los sirios huidos de la guerra y se los quedara sin rechistar. Mientras seguimos vendiendo armas para que se sigan matando lejos de nuestras fronteras. Esta Europa apesta y seguramente de aquí a no muchos años nuestros nietos mirarán hacia atrás horrorizados por la crueldad nuestra de dejar morir a millones de personas y no haber hecho nada de nada.