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Látinoamerica. Una oportunidad para España

Por Sebastià Salas
martes 01 de mayo de 2018, 03:00h

Una de las características que definen Occidente es este afán por transmitir, asimilar y expandir una cultura propia. Todos sabemos que Occidente existe, pero la dificultad yace en la búsqueda del concepto definitorio. No es menos cierto que Occidente es un conjunto de estados, con diferentes actuaciones o líneas políticas pero que comparten asimismo un proyecto unitario. De Occidente han salido magnificas aportaciones como los derechos humanos, la democracia o la economía de mercado. Sin embargo, este afán conquistador también ha traído los peores momentos de la humanidad: I y II Guerras Mundiales, genocidios, y toda una serie de desastres ecológicos, sociales y económicos por allí por donde hemos dejado nuestro rastro.

Al largo de los diferentes siglos, Occidente se ha comportado con paternalismo despectivo respecto al segundo y al tercer mundo. Un paternalismo como colofón a un curioso proceso. Primero, la conquista. A continuación el proceso de “romanización”. Después, el expolio y finalmente la adhesión como colonias. Superado este proceso colonizador, los diferentes países de Occidente han seguido manteniendo vínculos con sus ex colonias. Más por interés que por buenos modales. Es el caso de Francia respecto al norte de África, el caso británico manteniendo la unidad de la Commonwealth, y ¿qué hay acerca de España? Es curiosa la escasa proximidad entre España y los territorios Sudaméricanos o latinos, pese a compartir estrechos vínculos como una lengua común, unas costumbres o una forma de ser (seguramente características impuestas, pero al fin y al cabo, hoy en día palpables). Esta realidad debería ser un aliciente para aumentar y mejorar nuestra presencia en dichos países. El motivo, un mercado de más de 400 millones de habitantes con una proyección y con un potencial crecimiento tremendos. Aumentar la presencia no va de enviar tropas militares, va de ser un socio estratégico y sobretodo tener influencia en la zona (situación perdida desde hace varias décadas).

Ser el líder en la zona implica estar involucrado en lo que sucede, no quedarse al margen y ser siempre una ayuda ante los sucesos sociopolíticos que van aconteciendo. Muchos de ustedes pensarán que se trata de un remache colonizador y paternalista. Nada más lejos de la realidad. Es interés, al ser socios convenientes. Ellos necesitan un país fuerte en Europa cómo medio de introducción al viejo continente y nosotros aumentar nuestra posición geoestratégica en el mundo. Por tanto, superemos el trámite anual o plurianual de las cumbres Iberoamericanas y convirtámonos en el verdadero defensor de Latinoamérica en Europa. No se trata solo de promover acuerdos comerciales. Se trata de exigir unos mínimos de desarrollo respetando la propia evolución de cada territorio nacional. Ayudemos a acabar con el narcotráfico, ayudemos a consolidar democracias y siempre con el principio u objetivo de ser: Primero entre iguales. Entre muchos países, sacar un liderazgo que nos beneficiará a todos. Un win-to- win.

Que se nos escuche en el mundo. Y para que se nos escuche, aprovechamos este respaldo. Y que este altavoz sirva para hacer del mundo un lugar un poco más justo socialmente, más respetuoso con el medio ambiente y que sirva para reducir las desigualdades entre ciudadanos y entre territorios. He dicho.

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