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La tranquilidad en el alma

jueves 12 de abril de 2018, 03:00h

Hoy me he levantado con una idea en la cabeza, con una sensación de tranquilidad en el alma como hacía tiempo que no tenía.

Estaba en un hotel en Madrid, por viaje de negocios, para ofrecer unas ponencias, durante dos días, sobre la gestión del cambio en los procesos de digitalización empresarial y me he levantado con la tranquilidad absoluta de que todo iba a salir muy bien.

Y es extraño, ya que era la primera vez que iba a realizar este curso y el público al que iba destinado, no era el más sencillo que se puede tener, pero tal y como había sentido, todo ha salido a pedir de boca.

Las personas que asistían a las charlas, estaban totalmente posicionadas en positivo mentalmente y con muchas ganas de aprender y de participar, aunque ha decir verdad, mi público suele ser así, sigo teniendo “un zazazu” en el estómago cada vez que me enfrento a un nuevo reto, que me hace agradecer a la vida lo afortunada que soy por poder tener una profesión con la que disfruto cada día de mi vida.

Es obvio, que como todos los humanos, hay días mejores y peores, pero en término general, he de reconocer, que soy una gran afortunada y que es un privilegio, dedicarme a una profesión que me hace realmente feliz.

Pero dentro de la jornada de hoy, ha salido a relucir un tema que no es la primera vez que tratamos y es el mooving en el trabajo y han hablado de la infinidad de personas que sienten esto en su día a día.

La traducción de este término significa que hay personas que se sienten acosadas en su lugar de trabajo, que cada día sienten pánico de ir a trabajar y que se sienten atacados por sus compañeros o jefes.

Seres humanos que sienten que, lo que debería de ser un derecho adquirido, tener un trabajo digno, ha pasado a un segundo ó tercer plano.

Gente que sufre cada día al ir a su trabajo y para los que levantarse es una losa enorme sobre sus hombros.

Y yo me pregunto, ¿cómo podemos llegar a ser tan crueles con las personas con las que convivimos cada día?.

¿Resulta tan difícil hacer la vida fácil a las personas que están a nuestro alrededor?.

Pareciera que se ha normalizado lo negativo en este mundo, en muchas ocasiones carente de valores, que estuviera “demodée” ser una persona honesta, con principios y alineada a unos valores personales positivos, ¿hemos olvidado el fin último de nuestra existencia, el AMOR incondicional a la raza humana?.

Una vez más abogo a la compasión de todos nuestros lectores con el fin de no olvidar el “¡para qué!” estamos en este mundo.

Estoy convencida de que si cada uno de nosotros pusiéramos nuestro granito de arena, la vida sería mucho más sencilla para todos y en lugar de leer noticias negativas, podríamos rodearnos de esa tranquilidad en el alma, de las cosas bien hechas cada día de nuestras vidas.

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