“La Ejecutiva de Més per Mallorca ha acordado ofrecer su colaboración al presidente del Parlament de Catalunya, Roger Torrent, para conformar un "frente amplio por la democracia, como propuso en su comparecencia”. Es decir, Mes se posiciona no solamente con quienes defienden las amenazas y los insultos de los raperos, sino que ahora se apresta a unir sus esfuerzos políticos, con unos CDR, arengados por un Presidente del Parlamento catalán que, según el propio Mayor de los Mossos, está echando gasolina a esa “revolución de la sonrisa”.
Una revolución que, haciendo uso del término “pacífica”, invade estancias oficiales, amenaza a jueces “hdp” y a su familia, corta calles y autopistas, ante una complaciente actividad de quienes tienen la sagrada obligación de salvaguardar el orden público, los Mossos. Un President que, juntamente con el “puto amo” — Rahola, dixit —, se está apropiando de la representatividad de todo el pueblo catalán, sin complejo alguno. Mao Zegong, citaba; “Una minoría en la línea correcta revolucionaria ya no es una minoría”, y Torrent y Puigdemont se han apropiado de esa frase para transponerla a su realidad deseada, la república catalana. Y a ese bidón de gasolina institucional le acompañan los CDR, la ANC, el Omnium, y demás comparsas separatistas que, sin apercibirse de ello, se han puesto en manos de los comunistas, marxistas, de la CUP y sus jóvenes camisas pardas, conocidas como “Arran”. Y mientras Cataluña arde, posiblemente ni sepan de su existencia, pero los Mes y demás acólitos, siguen las indicaciones y el deseo de Heribert Barrera, Presidente que fue de ERC y del Parlament; “Antes hay que salvar a Catalunya que a la democracia“. O sea, hablan de democracia, pero no desean vivir en ella.
En el fondo, esa izquierda, no hace sino sacar a la luz pública su incapacidad para desembarazarse de la violencia de Lenin, de Marx, de Stalin, de Pablo Iglesias o de Largo Caballero. Para ese tipo de personaje la coacción, el asalto, están perfectamente legitimados hasta al extremo de considerar — Roger Torrent dixit —, que al President de la Generalitat, aunque sea ex, los jueces no pueden juzgarle, ya que sus actos gozan del don de la impunidad. O sea, el golpista catalán, el “puto amo”, está por encima de la Ley, sea española, sea alemana.
Dentro de tal paranoia, la convicción es tan tozuda como osada. Y para demostrarlo por las redes circulan las “Accions de resposta continuadas…” expedidas por uno de esos Comités que defienden la adorada República socialista de Cataluña. Su lectura es la síntesis completa de la falsedad de ese “pacifismo” que se han hartado de proclamar, mientras tiraban piedras, destrozaban mobiliario urbano, incendiaban contenedores e intentaban acceder a oficinas públicas. Ahora lo incitado en el panfleto es intimidar a turistas, a peatones que hablen castellano, a golpear a “botiguers” reacios, eso sí, en puntos no vitales, a perseguir a políticos “feixistes”, a obligar a niños a hablar catalán. Y como colofón, el panfleto incendiario recomienda pasar por las sedes de ANC u OMNIUM para recibir más instrucciones, asesoramiento jurídico e, incluso, financiación para las “accions”. Y si todo ello no fuese suficiente, el grito final es de lo más ilustrativo; “Acabem amb l,Estat fexiste español i acabem amb el Borbó”. Por ahí circula, en las redes, mientras el receptor se pregunta qué espera el Gobierno para aplicar la ley ante semejante asalto al derecho, a la libertad, así como a la seguridad y al orden público.
Según el psiquiatra Enrique González Duro “el pensamiento paranoide es rígido e incorregible: no tiene en cuenta las razones contrarias, sólo recoge datos que le confirmen el prejuicio para convertirlo en convicción”. Pues, parece que esa paranoia independentista, antidemocrática, ilegal y frenética, se ha extendido también a un grupo de políticos mallorquines que, según sus palabras, apoyan y se unen a las instrucciones de CDR para acabar con el Estado español, con el sistema establecido en la Constitución, e implantar una República, socialista, marxista y, por encima de todo, absolutamente revolucionaria al estilo bolchevique. Son tan perversamente necios que no entienden que su revolución sería imposible en un Estado no democrático, como Corea del Norte, por ejemplo.
Y en esta deriva de guerrilla urbana, de escraches, de paralización de Cataluña, la pretendida victoria está a distancia de varias generaciones, siendo competencia del Gobierno estatal el que, en ese devenir, la derrota sea definitiva si se aplica la ley, se cierra TV3 y restantes voceros mediáticos revolucionarios, con unas “accions de resposta” policial efectivas y proporcionadas a las reflejadas en el panfleto y ejecutadas en calles y autopistas. El Gobierno no necesita de medidas “excepcionales” para acabar con la situación “excepcional” catalana; solamente aplicar la Ley y dejar trabajar a la Justicia. Con ello esa supuesta “revolución de la sonrisa” no se convertirá en una peligrosa paranoia de confrontación ciudadana sin fin. Ese caos que ansían todos aquellos que incluso hablan de “muertos” en las calles y que están dispuestos a provocar, caiga quien caiga.