Profesionales de la danza y el 'fitness' recomiendan la práctica del deporte de manera habitual y continua. Y valoran esta nueva disciplina como una opción más, lúdica para poner el cuerpo a punto para el verano. Si bien, como toda actividad física, es recomendable comenzar poco a poco e ir subiendo en intensidad gradualmente.
El twerking no tiene reglas, aunque sí suele realizarse de una forma más o menos similar. Ha de realizarse con las rodillas ligeramente flexionadas y se realizan movimientos pélvicos hacia los lados, hacia delante y hacia detrás, sin mover ni piernas ni espalda, de tal forma que los movimientos de las caderas son muy llamativos. Suele hacerse a la vez que se baja doblando las rodillas y se sube. Puede hacerse lento o rápido, en función de la música. También existe la posibilidad de realizar pasos tumbados y, por supuesto, con acompañante.
La práctica de este estilo de baile tiene muchos beneficios:
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Se trata de un ejercicio muy completo en el que se tonifican piernas, glúteos, abdomen y espalda baja.
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Ayuda a perder peso: ¡se queman unas 600 calorías en una hora!
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Estimula el sistema cardiovascular: tonifica el corazón y mejora la circulación sanguínea.
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Mejora las relaciones sociales y mejora la autoestima, ya que se trata de una práctica de moda y ayuda a interactuar con otras personas. Ayuda a conectar a cada mujer con su feminidad, rompiendo con las represiones sociales y se dejan de lado las barreras autoimpuestas a nivel psicológico.
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Mejora la postura y la coordinación al sincronizar nuestros movimientos con la música y realizar la danza de forma correcta, disociando las diferentes zonas de nuestro cuerpo.
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Mejora toda la zona perineal, ya que aumenta la circulación y la tonificación de la zona, disminuyendo los dolores menstruales y atenuando los síntomas asociados a la menopausia, así como mantener íntegra su estructura en el parto.
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Disminuye el estrés, por liberación de endorfinas asociadas a la danza como tal y por liberar la energía acumulada.