Que los autónomos son superhombres nadie lo duda, jamás enferman, nunca están de baja. El autónomo sólo depende de sí mismo. Y en estas fechas navideñas, en las que proliferan las cenas de empresa, el autónomo es el máximo exponente de la soledad. Se paga la cena, habla consigo mismo y brinda con nadie.