Pedid y se os dará (Evangelio según San Mateo 7, 7-12). El peligro de expresar un deseo es que este se puede cumplir. Quienes llevaban meses pidiendo votar ya pueden estar satisfechos. Se han convocado elecciones para el día 21 de diciembre. Podrán votar libremente y con garantías. Porque no nos engañemos, consultar al pueblo, es, en cualquier caso, el mayor ejercicio de democracia que existe.
Tras dos meses de cierre parlamentario, de desprecio a los que piensan distinto, de fragmentación social y de empobrecimiento exprés, la constitución ha encontrado el camino para recuperar la democracia en Cataluña.
El 155 ha permitido convocar elecciones. Justo lo que quería hacer el president Puigdemont el día anterior y a lo que se opusieron los secesionistas. Que no contentos con llamarle traidor, le han conducido a una declaración unilateral de independencia, con 20 votos menos que los que se necesitan para modificar su propio Estatuto de Autonomía. Los mismos que le han colocado ante un horizonte judicial de consecuencias imprevisibles.
Sorprende, en este caso, la alergia a las urnas verdaderas mostrada por los que han estado durante meses, intentando montar una consulta ilegal para dar soporte al relato que les llevara a una DUI por supuesta aclamación popular.
A los que, por un compendio de razones personales, profesionales, sentimentales, históricas y culturales nos cuesta visualizar una Cataluña sin España y una España sin Cataluña, nos entristece una forma de gobierno excluyente incapaz de reconocer la diversidad y respetar la pluralidad.
Afrontamos unos meses de incertidumbre, de sorpresas, de situaciones imprevisibles, pero, al fin y al cabo, el destino vuelve a estar en manos del pueblo. Y esto, siempre es saludable.
Si (
No(
