Leo que según una macroencuesta llevada a cabo por la ONG Stonewall en Reino Unido hay un 58% de hombres gays a los que les da miedo darse la mano por la calle. Si esta encuesta se hiciera en España no sería muy distinta y es que la visibilidad LGTBI es una asignatura pendiente que merece mucho esfuerzo, Educación a tope y muchas campañas de concienciación.
Éste que escribe y suscribe hace ya 23 años que salió del armario, que yo soy gay lo sabe mi familia, mis amigos, en mi trabajo, todos ustedes y de hecho nunca me he escondido y lo he llevado con la máxima dignidad posible. A pesar de ello me sigue costando tener muestras de cariño con otros chicos en plena calle. No estoy hablando de darse el filetazo ni de montar un espectáculo rozando lo prohíbido, hablo de algo tan bonito como darse un beso o ir cogido de la mano con alguien. No hagamos que parezca sucio algo tan hermoso.
A pesar de mi ego desmedido no me siento bien siendo el centro de las miradas por hacer algo tan íntimo y personal. Este sentimiento de angustia y autocensura no es algo voluntario, se debe a que por mucho que hayamos logrado la igualdad en derechos nos falta mucho por avanzar en reconocimiento social y al final me puede ¿el miedo? ¿la vergüenza?. El mostrar afecto en público es algo sólo al alcance de valientes y mi admiración hacia ellos es inmensa. Lo que pasa es que cuando eres un valiente a veces te parten la cara y es que las agresiones de odio por LGTBIfobia han crecido de manera brutal en España y lo peor es que la mayoría de veces ni se denuncia. Mientras el Gobierno de Mariano sigue mirando hacia otro lado.
Es muy fácil ser valiente en las redes sociales, desde casa, sin desconocidos cerca y sabiendo que estamos seguros. Lo difícil es llevar el Orgullo por bandera los 365 días del año, fuera del ambiente y a plena luz del día.
Si (
No(
