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Manipulación y bolardos (2)

Por Miquel Pascual Aguiló
sábado 02 de septiembre de 2017, 03:00h

Fue Mike Godwin que en el año 1990 propuso la llamada Ley de Godwin o Regla de analogías nazis de Godwin que es un enunciado de interacción social que establece que: “A medida que una discusión se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis tiende a uno”.

Los atentados del pasado día 17 en Barcelona y Cambrils van a dar mucho de sí, con toda clases de interpretaciones, interesadas en llevar el agua a su molino, la mayoría de ellas escritas, leídas, recitadas de memoria sin la más leve aportación propia y copiadas de los creadores de opinión de uno y otro bando que pretenden imponer su ideología, en forma de desprestigio personal del que se atreva a disentir, aunque sea levemente, del pensamiento único que proclaman cada uno de los bandos.

Se está imponiendo la estúpida idea de que si denuncias la guerra santa de los musulmanes fundamentalistas fanáticos eres un facha. La palabra facha es un comodín que se utiliza para desacreditar cualquier argumento contrario a la ideología de moda en los partidos de izquierdas. Cuanto más razonables sean tus argumentos y más insostenible se haga para tu oponente dialectico la postura que defiendas, menos tardará en aparecer la palabrita de marras.

El escritor británico Gilbert Keith Chesterton, muerto en el año 1936, fue quien dijo que: “La intolerancia puede ser definida como la indignación de los hombres que no tienen opiniones”.

A fin de quitarle importancia a los ya continuos atentados realizados por musulmanes en Occidente, la penúltima treta ha sido la de diluirlos entre los múltiples atentados realizados por esos asesinos en territorio donde la religión dominante es el islam y así resulta que según de la Global Terrorism Database y Pew Research con la base de datos desarrollada por la Universidad de Maryland:

-El 87% de los atentados yihadistas desde el año 2000 han sido en países de mayoría musulmana

-Casi nueve de cada diez atentados perpetrados por organizaciones terroristas de corte islamista entre 2000 y 2014 se produjeron en países de mayoría musulmana

-Más de 72.000 personas murieron en estos atentados, 63.000 en países donde el Islam es la religión mayoritaria.

-Europa no es la más afectada por los ataques ni siquiera entre los países donde la población cristiana es mayoría. Filipinas y Kenia, donde el cristianismo supera el 80% de la población, sufrieron 974 ataques desde el inicio del nuevo siglo.

- En 2000, los grupos islamistas ejecutaron 251 atentados en todo el mundo. Quince años después, en 2014, la cifra se multiplicó hasta los 2.572 atentados.

Sin dudar de la verdad de los datos suministrados por Global Terrorism Database y Pew Research, lo que afirmo es que la información así dada es tendenciosa y pretende esconder el ataque contra intereses occidentales de los fundamentalistas islámicos.

Porque, la información obvia que los musulmanes andan matándose entre ellos desde el año 680, suníes contra chiies, la secta de los ashassin contra todos, turcos contra árabes, fatimíes contra suníes, almohades contra almorávides etc...y esta masacre ancestral sucede según datos de la ONU en una población musulmana que en el mundo supera los mil seiscientos millones (1.678.442.000), lo que representa un porcentaje de musulmanes en el mundo del 26%, con una tasa de crecimiento del 6,40% , frente, como dato comparativo del 1,46% de tasa de crecimiento del cristianismo, tasa que por regiones se reparte de la siguiente manera: América del Norte: 25%, África: 2,5%, Asia: 12,57%, Europa: 142,35%, América Latina: -4,35% y Australia: 257,01%.

Porque pasa por alto la importancia de las ideologías religiosas intolerantes que financian, promueven y difunden un mensaje de odio que no tiene cabida en una sociedad abierta y democrática, que son las a las que se han dejado construir multitud de mezquitas, donde propagan sus ideas asesinas, en Europa (pagadas con dinero de Arabia Saudita y Qatar) con pleno conocimiento de causa de las administraciones occidentales y sin ningún interés en erradicarlo. El wahabismo y el salafismo son dos corrientes diferentes sunitas pero unidas por un mismo concepto, el takfirismo, que significa la expulsión del distinto, la persecución y asesinato del distinto, la no consideración del resto de musulmanes como verdaderos y el rechazo al que no practica ni su religión ni su acepción de la misma, y, consecuentemente, la eliminación física de todos ellos, se encuentren donde se encuentren.

En esencia, el wahabismo y el salafismo son discursos de odio y están ya implantados en Europa.

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