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Hacienda somos todos (1)

Por Miquel Pascual Aguiló
sábado 01 de julio de 2017, 03:00h

Con toda la desfachatez de la que son capaces, ahora resulta que el lema “Hacienda somos todos” es sólo publicidad. Así de tajante se mostraba en el trascurso de la primera sesión de la vista oral del caso Noós la abogada del Estado para defender a la infanta Cristina de Borbón y exonerarla de su procesamiento como cómplice en dos delitos fiscales cometidos junto a su marido, Iñaki Urdangarín, en los años 2007 y 2008.

Y de la mano del Partido Popular esa frase se ha hecho realidad, hacienda somos todos, sí, así como suena, ¡todos los pobres!, todos menos los políticos, los clubes de futbol, los banqueros, la monarquía, las grandes empresas, la iglesia, la oligarquía, la aristocracia y todos sus familiares y amigos.

Se lo debemos a Cristobal Montoro quien ya como Secretario de Estado de Economía, (1996-2000) con Rodrigo Rato de Ministro de Economía y Vicepresidente segundo, ya mostraba maneras como los buenos toreros, siendo un firme defensor del proceso de liberalización, las políticas de austeridad y las privatizaciones que puso en marcha el Gobierno de José María Aznar, del que fue Ministro de Hacienda (2000-2004), para repetir como Ministro de Hacienda y Administraciones Públicas (2011-2016) y Ministro de Hacienda y Función Pública (desde 2016) en los gobiernos de Mariano Rajoy.

Es el perfecto ejecutor de las políticas económicas del gobierno de Rajoy, ¿qué conoce Montoro de Rajoy que lo defiende a capa y espada?, ¿por qué tal servidumbre con Montoro?. Es uno de los más claros ejemplos de la sinvergonzonería de un político marrullero al que mejor le cuadra la frase aquella de: “Pregunta lo que quieras, que yo te responderé lo que me dé la gana”.

El pleno del Tribunal Constitucional sentenció que la amnistía fiscal de Cristóbal Montoro aprobada en marzo de 2012 es inconstitucional. Un polémico decreto ley que se convirtió en la medida estrella del ministro de Hacienda y que el alto tribunal la ha tumbado porque considera que facilitó la evasión de impuestos, contraviniendo así el principio de justicia social que ampara la Carta Magna

Mariano Rajoy y Cristóbal Montoro defendieron a lo largo de la semana de forma reiterada en el Congreso la llamada amnistía fiscal que anuló el Tribunal Constitucional. El presidente, y también el ministro, despreciaron la sentencia por considerar que sólo se refería a la forma, haciendo caso omiso a las frases críticas que contiene y concluyó que son “juicios de valor”. Completaron la defensa con la justificación por la situación de ruina y cerca del rescate en que encontraron las cuentas públicas.

“No me gustó hacerlo, pero no fue un error” y “la sentencia sólo dice que el vehículo normativo utilizado no fue acertado”, argumentó Montoro defendiendo esta y otras “medidas impopulares” adoptadas entonces por la “situación gravísima” y “el estado de emergencia”, como los recortes sociales o la subida de impuestos. La alternativa, dijo, hubiera sido el rescate, la bajada de pensiones y la bancarrota. De todo eso tenía la culpa José Luis Rodríguez Zapatero por la herencia que le dejó, afirmó.

Toda una sarta de mentiras de toda índole, o sino que se lo pregunten a los 9.485.660 de pensionistas que hay en España a los que les va bajando la pensión día a día sin despeinarse. Pero no dimite, sigue aferrado al sillón que le da poder y le da dinero, mucho dinero.

El parlamentario de Compromís Ignasi Candela, dijo en sede parlamentaria de Montoro es "un blanqueador del dinero de los criminales" y se negó a retirarlo del diario de sesiones.

El 18 de noviembre de 1993, el Constitucional tumbó un artículo de la ley de Protección de la Seguridad Ciudadana rubricada por el entonces ministro de Interior de Felipe González, José Luis Corcuera, tan solo se declaró inconstitucional un solo artículo, (no toda la ley) y el ministro dimitió.

El ministro de Hacienda, está simbolizando lo peor de lo peor del Partido Popular: las sangrantes subidas de impuestos, la defensa cerrada del estatismo más reaccionario, la instrumentación de la administración para amedrentar al crítico, el uso desvergonzado de la mentira y el sadismo arrogante frente al ciudadano.

Un detalle retrata mejor que cualquier definición lo que es, lo que representa Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda y diputado del PP por Sevilla, que se embolsa 1.823,86 euros mensuales del Congreso en dietas de alojamiento y manutención, pese a tener tres pisos en propiedad en Madrid, o sea que cobra las dietas de alojamiento que paga el Congreso a los diputados elegidos fuera de Madrid que no tienen alojamiento propio en la capital, ¡ver para creer!.

Mientras tanto los contribuyentes de a pie, los que antes eran las clases medias de este País, ahora entre clase baja y precariado, sufren un sistema impositivo hecho para extraer hasta la última gota de sangre al trabajador, al pensionista que no puede aprovecharse de algunas de las decenas de argucias que existen en el entramado fiscal español, hechas para favorecer a los grandes patrimonios y a los empresarios.

La definición que mejor le cuadra al Sr. Montoro es la que he encontrado en internet: “siempre he dicho que el Sr. Montoro era una comadreja corrupta y agresiva”.

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