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A navajazo limpio

sábado 17 de junio de 2017, 09:11h

El impactante y heroico comportamiento de Iñaki Echevarría ha servido para visualizar la enorme sinrazón que está poniendo en vilo a medio mundo. La magnitud del mensaje de un individuo que se moviliza y arriesga su vida para impedir el acuchillamiento público y premeditado de un ciudadano que no conoce, nos ha dejado mudos, con un nudo en la garganta.

En este sinsentido que enfrenta cuchillos y patinetes está en juego la libertad. En la calle, se libra una guerra que acaba con la vida de los actores, buscando, sistemáticamente, la amplificación de unos hechos para agigantar el miedo colectivo. En un lado terroristas, voluntarios supuestamente abducidos. En otro, protagonistas casuales, implicados por su épico compromiso con la libertad. Estamos todos en deuda con un ciudadano ejemplar.

En otro orden de cosas, los navajazos que se libran en los ámbitos de investigación en salud también ponen los pelos de punta. Dejaremos para más adelante los casos locales; mejor esperar a que la perspectiva del tiempo y la información ayude a clarificar las clamorosas casualidades que rodean a los ajusticiamientos que se están produciendo entre investigadores.

En este contexto, en el ámbito nacional, esta semana ha saltado un nuevo escándalo que ayuda a entender las dificultades que impiden que el ingenio fragüe en el país.

El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha despedido al investigador Manuel Hidalgo por cuestiones disciplinarias; desde que asumió la dirección del Centro Clínico de Cáncer del Beth-Israel Deaconess de Boston, asociado a la Universidad de Harvard, todos los caminos que llevaban a la compatibilidad se han cerrado. Con ellos, las sinergias entre la universidad más prestigiosa del mundo y el centro español, paralizadas.

Su proyecto y la financiación de la UE ha salido del Centro Nacional. Ha encontrado cobijo en un Hospital Comarcal de la Comunidad de Madrid, en Fuenlabrada.

El ensayista irlandés del siglo XVIII Jonathan Swift, en relación a las ambiciones tóxicas ya aseveraba, con razón, que el hombre para trepar adquiere la misma postura que para arrastrarse. Sabia afirmación.

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