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Mierda de artista

viernes 02 de junio de 2017, 03:00h
La madrugada del martes al miércoles Donald Trump incendiaba las redes sociales con un tuit que no significaba absolutamente nada, solo una frase sin sentido que acababa con la palabra “covfefe” (No la busquen en el diccionario porque no existe) Pero lo había escrito Trump y aunque él mismo lo borraba horas después, el público, la opinión, la gente o como quiera que llamemos a esa masa coordinada que se mueve al unísono ya habíamos decidido que tenía valor. Cientos de miles de seguidores compartían la frase ininteligible proponiendo significados para “covfefe”.

De nada le sirvió al Presidente retirar el mensaje ni bromear sobre su error. Trump, a pesar de ser el padre de la criatura había perdido el control de sus palabras. Le dio vida por ser uno de los hombres más poderosos del mundo (escribe tú covfefe y verás como a nadie le importa), pero una vez empezó a circular por las redes sociales, al autor no le quedó otra que asistir atónito al tsunami provocado por su creación aunque no fuese más que un error provocado por el sueño o el cansancio.
Estamos ante una demostración de que la opinión pública, si rema en el mismo sentido, puede decidir cuál es el valor o el sentido de lo que hace o dice alguien relevante sin que ni el mismo autor pueda impedirlo.

No es la primera vez que ocurre. En 1961 el artista Piero Manzoni exponía 90 latas de conserva que antes había llenado con sus deposiciones. En la etiqueta de las latas se leía; “Mierda de artista. Contenido 30 gramos”. Las puso a la venta por lo mismo que costaban en ese momento 30 gramos de oro y sorprendentemente los marchantes de arte se las quitaron de las manos. El tiro le salía por la culata a Manzoni porque él pretendía criticar un mercado del arte en el que se pagaban cantidades desorbitadas por cualquier cosa que viniese de un artista consagrado aunque la cosa fuese mierda. Cinco lustros después, el año pasado, un coleccionista pagó 250.000 euros por una de sus latas. Manzoni como Trump, había aportado algo sin valor alguno y luego la opinión pública lo revalorizó sin importarle lo que había querido decir el autor de la obra.
El miércoles quise saber cuánto valía el error de Trump e intenté comprar el dominio web de “covfefe” esa palabra que no existe en el diccionario. Normalmente los grupos de letras que no forman vocablos no valen casi nada pero por esta pedían casi 5.000 dólares. Ayer jueves alguien lo había comprado y creado una tienda online en las que se venden camisetas y frases con la palabra “inventada” por Trump impresas en ellas.

Soy consciente de que es absurdo, pero de haber tenido el dinero, habría comprado el dominio. Y es que hacerse con www.covfefe.com, por solo 5.000 dólares es una ganga. Aunque no signifique absolutamente nada.
  • Abogado y comunicador
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