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Mentiras en Internet

Por José A. García Bustos
sábado 13 de mayo de 2017, 02:00h
La última mentira que me ha llegado es la de que Netflix regala un año de suscripción gratuita si envías un mensaje viral a 10 amigos. Falso. Y encima he leído que guarda un software malicioso. Espero que eso sí sea mentira.

Hasta el fundador de Internet, Tim Berners-Lee, advierte de que uno de los tres peligros a los que se expone la Red es la publicación de noticias falsas. Los otros dos son la pérdida de control de nuestros datos personales y las campañas políticas manipuladas que pueden cambiar gobiernos. Éste último, no deja de ser parte del primer peligro: desinformar para obtener un beneficio propio. Después de ver el ataque de malware ayer a Telefónica y otros organismos, yo añadiría la propagación de un súpervirus como otro peligro serio para la Red.

La difusión de falsedades por Internet requiere una reflexión previa sobre la mentira. Es evidente que el ser humano tiene la capacidad de mentir. Pero no somos los únicos del reino animal. El camaleón y el pulpo se camuflan con el entorno para conseguir un objetivo. La zarigüeya se hace la muerta. Unos engañan para cazar y otros para no ser cazados. Incluso encontramos casos de engaño en el reino vegetal. La planta carnívora atrae a la mosca con un olor a néctar irresistible y al tocar ésta dos de sus filamentos con las patas, se cierra para disolverla.

El ser humano no iba a ser menos. Desde pequeños ya mentimos. Lo hacemos de forma más sofisticada y por varias razones: para mantener algo que peligra (una relación, el puesto de trabajo, el estatus, …), para sacar provecho de una situación (un aumento de sueldo o enamorar al alguien, …), para no generar daño (mentira piadosa) o precisamente por todo lo contrario: para infringir mal a alguien (persona, competencia, …). Se miente por acción o por omisión.

La mentira existe desde que el hombre es hombre (y la mujer, mujer) pero desde que se han popularizado las redes sociales la mentira se propaga a la velocidad de la luz y con ellas, el daño inherente que puedan ocasionar. Todos recordamos el bulo de Ricky Martin, el perro y la mermelada. Hoy en día esos hechos no son tan anecdóticos.

Profundizando en el tema, Belén Soto, especialista en Derecho Digital y Nuevas Tecnologías, me aclara las formas de mentir en el mundo digital. Existen dos figuras: los Clickbaits (anglicismo que se refiere a “cebo de clicks”) y las Fake News (noticias falsas). El primero hace referencia a una técnica ampliamente empleada por los medios digitales. Se refiere a un titular con gancho que está desconectado con el contenido o no hace honor a las expectativas que genera. El objetivo es conseguir entradas en la “noticia” sea como sea. Un ejemplo sería un titular del tipo: “Las 10 cosas más alucinantes del mundo” o “10 cosas que debes hacer antes de morir”. Las Fake News son bulos que pretenden un beneficio concreto. A veces emplean trucos para hacer que parezcan reales como, por ejemplo, diseñar una página web similar a la de un medio fiable.

En el cara a cara puedes detectar una mentira. Salvo que seas un experto jugador de mus, la mirada y los gestos te pueden delatar. La programación neurolingüistica (PNL) argumenta que cuando una persona miente, su mirada se dirige hacia arriba y a la derecha. Una mentira en Internet es más difícil de detectar.

Las graves sospechas suscitadas en la campaña electoral y en las elecciones americanas han puesto en el centro de la diana a los gigantes tecnológicos. Tanto Facebook como Google están desarrollando herramientas para ayudar a los usuarios a identificar noticias falsas. Ese filtro de noticias son enviadas a una empresa externa que verifica hechos y, de demostrarse su falsedad, serán marcadas para que todos los lectores lo supieran.

Estas empresas saben que han fomentado el desarrollo de Internet pero si no atajan el mal uso de la información estarán propiciando su propia destrucción porque nadie se fiará de lo que circule por la Red. Ellas la hicieron grande y ellos la pueden hacer morir de éxito.

“El libro de las mentiras” de Hirsh Goldbergdice afirma que mentimos 3 o 4 veces cada 10 minutos aunque sea mediante la comunicación no verbal. Me parece muy exagerado. Si ha llegado hasta este punto, en estos minutos le he ahorrado tener que mentir pero, ¿le habré mentido yo a usted? Al menos, conscientemente no.
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