Finalmente se despejó la incógnita y Podemos continuará su rumbo con el liderazgo reforzado de Pablo Iglesias, una dirección donde el 60% de los miembros son partidarios de Iglesias y con un los documentos político, organizativo, ético y de igualdad, donde se establecen sus tesis. Iglesias se ha impuesto en todas las votaciones de la militancia y está claro que es el gran vencedor del congreso. Íñigo Errejón queda muy tocado y en la cuerda floja en cuanto a su continuidad como secretario político y portavoz parlamentario.
Habrá que ver cómo afecta el hiperliderazgo de Pablo Iglesias a Podemos y en qué se traduce a efectos prácticos, pues está claro que Iglesias plateaba una estrategia de movilización social y a conquistar las calles, en detrimento de la labor en las instituciones. Y también habrá que ver en qué medida afecta este nuevo rumbo a los pactos que Podemos tiene en diversas instituciones.
En Podemos se impone aún más la radicalidad y fracasan aquellos que apostaban por moderar las posturas para atraer a los votantes de otras formaciones políticas.