Los representantes nacionales en las instituciones de la Unión Europea deben asumir ciertos sacrificios en beneficio de la solidaridad y entender que los intereses colectivos europeos tienen que prevalecer sobre los suyos propios, porque esta Europa a varias velocidades solo es dignamente posible si está compensada por una buena dosis de fraternidad. No hay otro camino para la supervivencia de la Unión Europea como la conocemos actualmente. La instrumentalización de la Unión Europea para enmascarar los verdaderos intereses nacionales de cada País no es de recibo y es la política que impera ahora.
El politólogo, catedrático de Ciencias Políticas y ensayista francés Sami Naïr, crítico con el cumplimiento del déficit, especialista en movimientos migratorios y creador del concepto de codesarrollo, una de las voces destacadas del progresismo en Europa, que fue asesor del gobierno de Lionel Jospin de 1997 a 1999 y europarlamentario hasta 2004; Director del Centro Mediterráneo Andalusí (CMA) de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla publicó el año 2014 “Por qué se rebelan”, un ensayo sobre las revoluciones y contrarrevoluciones en el mundo árabe.
Pues bien, el politólogo, hondo conocedor del tema europeo, cree que Europa, "está sumida en una crisis profunda, si no cambia de herramientas y de orientación y sigue con los límites de deuda y su política económica, va a un estallido seguro y sin salida".
Naïr, en una entrevista concedida a un periódico convencional de papel, de tirada nacional, dijo, ya en el año 2014, que la política del cumplimiento de déficit, “no la va a cumplir ni España ni Francia ni Italia y ya no digamos Grecia, Irlanda o Portugal, es un grave error que lleva al desastre”. “Cuando uno ve que los alemanes están siguiendo ese camino, que además entraña el crecimiento de la xenofobia y la desconfianza entre los pueblos, significa que ellos han elegido la separación y que probablemente, y digo probablemente, quieran salirse del euro y recuperar su marco”. “Y todo esto es muy peligroso, porque el norte de Europa está desarrollando el racismo contra los países del sur, pero nosotros no podemos hacer lo mismo”. ¡Este hombre también como futurólogo tiene un gran porvenir!
La pasada cumbre de Bratislava, celebrada ya sin la presencia del Reino Unido, ha puesto de manifiesto, una vez más, hasta qué punto la Unión Europea se encuentra inmersa en una profunda crisis de identidad, pero sobre todo en una profunda y peligrosa crisis de proyecto de futuro. Se trata, como señaló Jean-Claude Juncker, Presidente de la Comisión Europea, en su discurso sobre el estado de la Unión ante el Parlamento Europeo, de una “crisis existencial” que amenaza la supervivencia del propio proyecto europeo. Es penoso que la cumbre de Bratislava sólo haya servido para constatar que lo único que cohesiona a los 27 es el tema de la seguridad y que sea el único motivo que sirve para mantener la ficción de un proyecto común.
En este momento la Unión Europea está paralizada a) por el Brexit, que sería deseable fuera un hecho aislado, pero es más que probable que ni sea la única ni la última victoria del populismo y la xenofobia, b) por las tímidas e incluso vergonzosas y contradictorias respuestas que los Estados miembros están dando a la crisis de asilo y refugio, c) por las tibias y a veces también contradictorias propuestas para enterrar definitivamente el proyecto de Tratado de Libre Comercio con EEUU (conocido como TTIP) y el CETA, d) por las divisiones entre Norte y Sur, Este y Oeste y miembros y no-miembros de la eurozona, a las que hay que sumar toda una retahíla de Gobiernos y fuerzas políticas profundamente reaccionarias en materias de identidad e inmigración, que dibujan un escenario que se caracteriza más por unos pobres y desangelados líderes que deciden plegarse ante las presiones populistas que enfrentarse decididamente y a campo abierto a ellas.
Mientras tanto siguen saliendo cagadas de esta Europa de los capitales. Hace un par de semanas saltó la noticia que Neelie Kroes, anterior vicepresidenta de la Comisión Europea fue administradora de una sociedad opaca en las Bahamas cuando era comisaria europea de Competencia, otro caso de actuación fraudulenta, esta vez de una excomisaria que parece que no respetó las normas, y que para más escarnio, siguiendo la misma senda de José Manuel Durão Barroso se ha incorporado este año a la plataforma de transporte privado Uber como asesora, una sociedad que defendió cuando era comisaria europea.
¡O sea yo a lo mio!, ¡para que luego hablen de una Europa de los ciudadanos!