Respuesta larga: Aquí viene.
Durante mucho tiempo la industria del videojuego ha tenido sus propios estigmas, exageraciones que intentan por todos los medios darle un mal nombre a este modo de ocio. En los 90 se decía que los videojuegos eran satánicos, ahora en los 2010 dicen que los videojuegos son políticamente incorrectos, y por supuesto la más notable, los videojuegos vuelve violenta a la gente que los juega.
Durante toda mi vida he estado jugando videojuegos violentos, tanto juegos con gore muy exagerado como juegos con una violencia más realista, pero eso nunca me ha causado levantar la mano contra alguien, y hasta me ha ayudado mucho a desestresarme y soltar un poco de adrenalina. Suena algo anecdótico y subjetivo, pero puedo garantizar de que hay miles o incluso millones de personas que también pueden afirmar esto.
Cuando se crucifican a los videojuegos por ser grandes motivadores de la violencia, lo hacen pareciendo como si creyeran realmente que el concepto de violencia solo es ejecutado por la industria del videojuego. Olvidándose de que la violencia se manifiesta no solo en el resto de medios audiovisuales sino en nuestro día a día también. Puede incluso verse como si lo hicieran con una saña especial, con un rencor reservado.
Uno dirá que la influencia en los videojuegos es más grave porque controlas y encarnas a un personaje, así siendo tú el que ejecuta la violencia, pero uno también debe ver de manera más general y observar que este mecanismo no es más que una proyección que también puede tener en el resto de signos de violencia. Una mente enferma puede buscar una manera de canalizar sus impuros pensamientos. El hecho que alguien pierda el juicio y se vuelva un psicópata no es algo que se pueda contagiar con un simple producto, pero también puede verse reforzado por una violencia ficticia de semejante producto ¿Y para qué negarlo?, un psicópata podría encontrar divertido matar gente en un videojuego, pero también podría encontrar divertido ver como matan a gente en una serie de televisión. Si no es motivado por los videojuegos, será motivado por las películas, la televisión, la música, los libros o la vida real misma.
Al final todo depende del estado mental del individuo, depende de la capacidad de una persona para diferenciar la realidad de la ficción, detectar lo que puede hacer y lo que no debe hacer.
Pero supongamos que los que dicen que los videojuegos promueven la violencia están en lo cierto, imaginémonos que el inocente y cariñoso Jaimito que lo aprueba todo y tiene un buen futuro de repente juega al GTA y se convierte en un malcriado agresivo que roba y ataca a gente inocente, y con ello se prohíben los videojuegos. Bien, ahora que no hay videojuegos que corrompa a la gente y hay paz absoluta.
Solo que no porque Josito le ha clavado un cuchillo a alguien porque lo vio en una película, ¿y ahora qué? ¿Prohibimos las películas también? ¿Vamos a ir prohibiendo todas las cosas que vayan alterando a la gente?.
Por supuesto este artículo no busca darle toda la empatía a los videojuegos para dejarlos como cosas sagradas que no le hacen mal a nadie. Si a una persona se le perturba el juicio cuando juega videojuegos, entonces sí es recomendable negarle a dicha persona el acceso a los mismos y darle ayuda psicológica. Y que se produzca un desastre causado por un simple videojuego sigue siendo algo muy trágico.
Echarle la culpa a los videojuegos es una medida totalmente ridícula, pero ayudar a prevenir este tipo de desastres sigue siendo algo muy necesario. Si eres un padre y ves que tu hijo puede ser influenciado negativamente pues ahí sí se requiere un control como verificar la edad recomendada del producto, enseñarle a tu pequeño qué es real y qué no, educarlo para respetar al prójimo, etc.