Lamedores de...
lunes 02 de mayo de 2016, 06:00h
Creanme señores, no intenta este artículo ser soez ni falto de educación, sólo quiere reflejar una realidad, la de unos tipos/as, que por diversas circunstancias, practican la especialidad descrita en el enunciado.
Los políticos y ya advierto que no son los únicos, en estos momentos lo practican con más ahinco que nunca, porque está en peligro su modus vivendi. En sólo cuatro meses ya están sin curro y como leo hoy, un artículo en un periódico, su capacidad de trabajo en este tiempo nos ha costado a 17.500 €, por cada pregunta que han hecho. Con esta productividad yo también estaría preocupado, se lo aseguro.
Para volver a estar en las listas electorales, habrá que arrimarse al lider, a los que mandan en los partidos, a los que tienen alguna influencia, hacer llamadas y en última instancia si cabe, lamerle el trasero al que sea, porque está en juego en algunos casos, no en todos, la paga de los próximos cuatro años, cosa que repito en el caso de algunos, ni de coña lo iban a ganar en la empresa privada.
También esta práctica se dá en otros aspectos de la vida profesional, son muchos/as, que llevados por sus miedos, inseguridades, prestamos e hipotecas varias, se ven a diario en la penosa labor de satisfacer a sus superiores en lo profesional rastreo incluido. En último lugar van los/as que le salen de forma innata, a los que vulgarmente también se les denomina con el adjetivo de pelotas, que eso si, dán una verguenza ajena que ni les cuento.
Son tiempos dificiles y líbreme Dios de aconsejar, si uno se tiene que arrodillar o mirar para Cuenca, para conservar o “desarrollar” su carrera incipiente o sus últimos paso profesionales. Quizás basándonos en un momento de buenismo, podríamos pensar que se nos tendría que juzgar por nuestro trabajo y no por nuestras habilidades, para camelarnos a los superiores y que eso bastaría. Pero la realidad nos devuelve esta retórica y vemos como aquí, el que no corre vuela.
En fin, queridos lectores si se encuentran con algún, pelota, corre-ve y dile, lamedor de traseros o similares, no se enfanden en demasía, porque como dijo alguien, en esta vida tiene que haber de todo y lo más peligroso, no digas nunca jamás o de esta agua no beberé.