La situación política del ministro de Industria, Energía y Turismo en funciones, José Manuel Soria, es de todo punto insostenible. Las revelaciones que día tras día van apareciendo de lo que se conoce ya como ‘papeles de Panamá’, agravan por momentos su ya comprometida posición y junto a él, la del presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy.
Tras aparecer su nombre y el de su hermano en los documentos del despacho de abogados Mossack Fonseca, vinculándoles con una sociedad en el paraíso fiscal de Bahamas, UK Lines Limited, Soria compareció públicamente para desmentir con rotundidad toda vinculación con la sociedad, circunscribiendo el asunto a relaciones con la empresa de su familia pero sin que él tuviera participación de ningún tipo. Sin embargo, pronto se supo que su nombre también aparece vinculado a otra empresa ‘offshore’ en Jersey.
Soria se encuentra acorralado por las informaciones aparecidas y por sus propias contradicciones
Es cierto que todos estos turbios negocios son previos a su entrada en la vida política y que él mismo ha pedido comparecer ante el Parlamento para ofrecer explicaciones, pero la realidad es que se encuentra acorralado por las informaciones aparecidas y por sus propias contradicciones. Además, ahora ha optado por escurrir el bulto y evitar dar la cara, lo que acrecienta la gravedad del caso. Al fin y al cabo, se trata de un ministro del Reino de España en ejercicio.
Su apoyo incondicional a las prospecciones petrolíferas o la ley de autoconsumo eléctrico, le granjearon la enemistad con la sociedad y también incluso con el Partido Popular, al que comprometió en más de una ocasión con su incomprensible defensa de las prospecciones de hidrocarburos.
Ahora se encuentra en la cuerda floja y a buen seguro que son muchos los que están deseando verle caer, porque parece estar más pringado que el petróleo que tanto defendió.
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