Last Christmas

Estas últimas navidades serán recordadas por la extraña coincidencia en las calles de nuestros pueblos y ciudades de los tradicionales adornos navideños con las banderolas y carteles con los "caretos" de los candidatos locales a las elecciones generales. Estas fiestas que se nos van serán recordadas por obra y gracia de Papa Rajoy -ho ho ho- como las más politizadas de la historia de la democracia en este país. Las últimas navidades han sido aquellas en las que los españoles hablaron pero no se les entendió. Estos días los recordaremos porque el mundo miró a España con desconfianza y no hizo saber vía mercados haciendo bajar la bolsa y subir la prima de riesgo que no le gusta la incertidumbre. Las últimas navidades nos dejan un extraño retrogusto en el paladar que sabe a polvorones y a la cocina de mamá, pero también a intrigas y desconfianza. Estos días de celebración y empacho, que todavía no se han ido del todo, nos están dando una tregua bien merecida que nos debe servir para coger impulso y afrontar el nuevo año con decisión.

El recuerdo casi ya lejano de las últimas navidades deberíamos guardarlo en lo más profundo de nuestra memoria para, aún con todos sus defectos y extrañezas, poder rescatarlo cuando necesitemos reconfortarnos en los tiempos extraños que vamos vivir a partir de ahora. Quizás sean el preludio de un tiempo mejor, pero también puede que sean todo lo contrario. Sólo el tiempo aclarará las dudas que hoy se ciernen sobre nuestro país.

The Last Christmas pasaron ya y espero, mi querido lector, que las haya saboreado muy lentamente, disfrutándolas y a ser posible en muy buena compañía. La que mejor le encaje. ¡Qué menos!